Echando la vista atrás, resumen del 2019

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Cada año me gusta echar la vista atrás y recordar los viajes que hemos hecho durante el año. Es una forma de rememorar esos momentos, esas experiencias y plantearnos lo que haremos este año. ¿Ya tenéis pensado a dónde os vais a ir de vacaciones en 2020? Si aún no lo tenéis claro, echad un vistazo a los viajes que hemos hecho este pasado año por si encontráis inspiración.

Aunque durante este 2019 hemos hecho alguna escapada por España, los grandes viajes han sido fuera de Europa. Un año más hemos tenido la suerte de hacer tres grandes viajes, en esta ocasión los destinos han sido Uzbekistán (con una escala de un par de días en Estambul), Uganda y Chile. Hemos cumplido sueños, vivido grandes experiencias y descubierto nuevas culturas. Sin duda alguna, ha sido un grandísimo año. Os hablo de nuestros destinos del año pasado por si encontráis ideas para vuestros viajes de este 2020.

Txotx en Aldatz (febrero)

Cada año, siguiendo la tradición, todos los colegas nos reunimos para irnos de «txotx» a Navarra. Puede que no sepas lo que significa eso del «txotx». Si es así, no sabes lo que te estás perdiendo, es un auténtico planazo de fin de semana con familia o amigos en el que la sidra y los chuletones son los grandes protagonistas. Para saber más, echa un vistazo al post que escribimos sobre un fin de semana de txotx en Navarra.

Interior sidrería Martitxonea Aldatz, NavarraAldatz nevado, Navarra

Este año volvimos a repetir en la sidrería Martitxonea, en la localidad de Aldatz, y la experiencia fue genial una vez más. Pese a que fue un fin de semana de grandes nevadas en toda la península, no tuvimos ningún problema en disfrutar de un buen fin de semana entre amigos, sidra y chuletones. ¡Txotx!

Turquía (abril)

En la segunda quincena de abril llegó el primer gran viaje del año. El destino era Uzbekistán, pero antes de llegar a allí, aprovechamos para hacer una escala larga de dos días en Estambul.

Mezquita Azul, Estambul, TurquíaSanta Sofía, Estambul, Turquía

Con el tiempo que tuvimos no pudimos ver todo lo que ofrece esta ciudad, pero si pudimos visitar sus monumentos más importantes. Hay lugares que son todo un icono de fama mundial como Santa Sofía o la Mezquita Azul. Pero también hay otros lugares realmente impresionantes como la Basílica Cisterna, el Palacio Topkapi, la Mezquita Suleiman, el Parque Gülhane, el Gran Bazar o el Bazar de las Especias que pudimos ver durante nuestra visita de dos días a Estambul.

Vistas del estrecho del Bósforo desde el Palacio Topkapi, Estambul, TurquíaQuiosco Baghdad del Palacio Topkapi, Estambul, Turquía

Estambul nos ha encantado y nos hemos prometido que volveremos, tanto para conocer la ciudad más en profundidad, como para recorrer las maravillas que ofrece el resto del país. Sin embargo, si os estáis planteando una escapada de dos a cuatro días, Estambul nos parece un destino perfecto.

Uzbekistán (abril)

Antes de nada, aquí tenéis la Guía de viaje: Uzbekistán en 12 días y aquí todos nuestros artículos del viaje a Uzbekistán.

El primer gran viaje del año llegó en la última quincena de abril, tras una breve escala de dos días en Estambul. Uzbekistán, cuna de la ruta de la seda, era un destino que teníamos en mente desde hace un tiempo. La lejanía del destino, lo poco masificado que es el turismo en el país, su cultura y por supuesto, las magníficas cúpulas turquesas y templos del país, nos convencieron para hacer una ruta de 12 días por Uzbekistán.

Samarcanda

Probablemente no podamos hablar de Uzbekistán sin citar esta ciudad, Samarcanda. De hecho, a muchas personas que les decíamos que nos íbamos a Uzbekistán, nos respondían con un «¿Que te vas a dónde?» y solo cuando escuchaban «Samarcanda» o «Ruta de la seda» ya ubicaban un poco más nuestro destino.

Plaza del Registán de noche, Samarcanda, Uzbekistán

Samarcanda tiene la suerte de poseer el lugar más icónico del país, la plaza del Registán. Decir que este lugar es bonito, impresionante, abrumador… es quedarse corto. Desde mi humilde opinión, es uno de los lugares que más me ha impresionado de los que he visto hasta ahora. El detalle de los edificios, sus colores, sus cúpulas, las geometrías diseñadas… es de estos sitios que te quedan sin habla.

Fachada de la madrasa de Sher Dor en la plaza del Registán, Samarcanda, UzbekistánInterior de la madrasa de Sher Dor en la plaza del Registán, Samarcanda, Uzbekistán

Además del Registán, Samarcanda tiene otros muchos lugares que merecen muchísimo la pena como el Mausoleo Gur-e-Amir (o Mausoleo de Tamerlán), la Mezquita Bibi-Khanym, la Necrópolis de Shah-I-Zinda, la Mezquita Hazrat-Hizr, el Observatorio Astronómico de Ulugh Beg o el bazar de Siob, donde pudimos ir entendiendo el ritmo de este país y comprobar lo amables que son los uzbekos. Con tanto que ver, dedicamos dos días enteros a la ciudad.

Mausoleo de Tamerlán o Gur-eAmir, Samarcanda, UzbekistánLena haciéndose una foto con mujeres uzbekas, Samarcanda, Uzbekistán

Shakhrisabz y Urgut

Desde la propia Samarcanda hicimos una excursión de un día hacia el sur para visitar Shakhrisabz y Urgut y su famoso mercado. Shakhrisabz fue la localidad donde nació el gran conquistador Tamerlán, al que muchas veces se le ha comparado con el gran Gengis Kan. En el centro de esta ciudad se encuentra ruinas de lo que antaño fue el gran palacio de verano de Tamerlán (Palacio Ak-Saray), así como otros lugares como la Madrasa Chubin o la Mezquita Kok-Gumbaz.

Palacio Palacio Ak-Saray de Shakhrisabz, Uzbekistán

Bujará

Llegamos a esta ciudad después de coger un tren desde Samarcanda y vivir una gran experiencia hablando con la gente. Para un grupo de chavales uzbekos éramos la atracción del día y estuvimos hablando con ellos durante todo el viaje. En esta ocasión también le dedicamos dos días completos a visitar Bujará.

Mezquita Kailon, Bujará, Uzbekistán

Después de haber visitado una ciudad muy «sovietizada» como era Samarcanda, llegamos a Bujará, con un casco antiguo mucho mejor conservado y una cantidad ingente de lugares increíbles. Por citar algunos, podríamos hablar de la Plaza Lyabi-Hauz, la Madrasa de Kukeldash, la Madrasa Chor Minor, la fortaleza Ark o el impresionante complejo Kailon con su minarete, la Mezquita Kailon y la Madrasa Mir-i-Arab.

Rincón con encanto, Bujará, UzbekistánMurallas, Bujará, Uzbekistán

Aunque la lista monumentos podría haber continuado, algo que nos encantó de esta ciudad fue el poder pasear tranquilamente por su centro histórico (y completamente solos a primera hora de la mañana) y visitar sus monumentos sin estar rodeados por turistas. Es un placer poder visitar un país tranquilamente sin estar rodeados de hordas de turistas. En general, Uzbekistán es un país que se está abriendo al turismo y la gente está empezando a viajar cada vez más a allí, por lo que mejor es visitar Uzbekistán cuanto antes y disfrutar de esa pureza que aún conserva.

Tomando un té con vistas al complejo Kailon, Bujará, Uzbekistán

Jiva

Tras un largo trayecto en coche desde Bujará, llegamos a Jiva, que es conocida como una ciudad museo, y no me extraña. El centro histórico es relativamente pequeño y está repleto de edificios históricos. De hecho, muchas veces teníamos la sensación de estar paseando por un escenario de película, aquello era demasiado perfecto para ser verdad, pero así era. Aunque hicimos algunas salidas desde la ciudad, dedicamos un día y medio a visitar Jiva.

Minarete Kalta Minor desde el interior de una madrasa, Jiva, Uzbekistán

Lo importante de Jiva no son solo sus monumentos, que los tiene y tremendamente impresionantes, como el Minarete Kalta Minor, el Palacio Tosh-Hovli, el Mausoleo de Pahlavon Mahmud o la Madrasa Islam Khodja. Lo impresionante de Jiva es poder pasear por sus calles y sentir como te transportas a una época pasada, donde las caravanas de mercaderes paraban antes de continuar su camino hacia el desierto.

Vistas de Jiva desde las murallas, Uzbekistán

Elliq-Qala

Desde Jiva fuimos hacia el norte a visitar Elliq-Qala, que se traduce literalmente como «Cincuenta Fortalezas». Esta zona del país cuenta con unas cuantas fortalezas (actualmente menos de 50) de más de 2.000 años de antigüedad que se conservan parcialmente. En nuestro caso visitamos las más importantes y también las más conocidas, Ayaz-Kala, Topraq-Kala y Kyzyl Qala. Cuando vas a un lugar así, impresiona pensar en que estás caminando por un sitio con tanta historia, y resulta casi imprescindible contar con un guía que te ayude a entender lo que estás viendo.

Ayaz Kala 2, UzbekistánVistas desde Ayaz Kala, Uzbekistán

Otro de los puntos fuertes de esta visita a las antiguas fortalezas de la región de Corasmia era dormir en un yurta a los pies de una de ellas. Fue toda una experiencia pasar la noche en un lugar tan peculiar.

Yurtas cerca de Ayaz Kala, Uzbekistán

Mar de Aral

Temprano, tras haber dormido en una yurta a los pies de Ayaz-Kala, nos dirigimos a Moynaq para conocer la historia del mar de Aral y ver con nuestros propios ojos uno de los mayores desastres ecológicos de la historia reciente. El mar de Aral era el cuarto lago más grande del mundo, pero tras una nefasta gestión hídrica para desviar las aguas de los ríos que lo nutrían, el lago casi desaparece. Miles de personas perdieron su trabajo en la industria pesquera, se desertificó toda la región… Para que os hagáis una idea de la catástrofe, Moynaq, que era una ciudad con un importante puerto pesquero, a día de hoy se encuentra a 100 kilómetros del lago.

Cementerio de barcos en el mar de Aral, UzbekistánBuques en el mar de Aral, Uzbekistán

Tras el día que dedicamos en visitar el mar de Aral, para lo que necesitamos pasar bastantes horas en el coche, volvimos a Jiva, para disfrutar una vez más de esta increíble ciudad y coger un vuelo de vuelta a Tashkent.

Tashkent

La última ciudad que visitamos en este viaje era a la que habíamos aterrizado el primer día, pero que aún no habíamos podido ver. Tashkent poco tiene que ver con el famoso trío de ciudades uzbekas que habíamos visitado los días anteriores: Samarcanda, Bujará y Jiva. Tashkent es una ciudad construida al más puro estilo soviético con grandes avenidas y moles de hormigón.

Madrasa en Tashkent, Uzbekistán
Estación de metro Kosmonavtlar, Tashkent, UzbekistánHotel Uzbekistán, Tashkent, Uzbekistán

Sin embargo, Tashkent tiene unos cuantos lugares para visitar que merecen la pena como el Bazar Chorsu, la Mezquita Hazrati Imom, la Madrasa Barak-Khan, sus enormes parques o las paradas de su impresionante metro. Aunque no sea lo más destacado del país, sí que nos parece que merece la pena dedicar un día a visitar Tashkent, como hicimos nosotros.

Tenderas en el bazar Chorsu, Tashkent, Uzbekistán

¿Qué os ha parecido? ¿Tendréis en cuenta este país entre vuestros destinos para este 2020? Es un destino barato, con una población muy amable con el viajero, una cultura diferente, lugares impresionantes Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y aún no es un destino masificado. ¿Os animáis? Para visitar el país os recomendamos que le dediquéis entre 10 y 12 días, aunque podríais verlo en algo menos, pero eliminando lugares.

Uganda (agosto)

Antes de nada, aquí tenéis todos nuestros artículos del viaje a Uganda.

Con agosto llegó el gran viaje de verano, un viaje con el que llevábamos mucho tiempo soñando y que nos haría cumplir un gran sueño, ver chimpancés y gorilas de montaña en Uganda. Si nos conocéis un poco, sabréis que somos unos amantes de la naturaleza y los animales. Nos hemos tragado cientos de documentales de naturaleza y ver cara a cara a los grandes simios lleva siendo algo que está en nuestra mente desde hace mucho tiempo. Ya habíamos visto orangutanes en la selva de Borneo y, por fin íbamos a poder ver al más grande de todos ellos, el gorila, y también ver chimpancés, el animal con el que tenemos una mayor similitud. Pero el país tiene muchos más encantos, por eso hicimos una ruta de 15 días por Uganda, para disfrutar al máximo de todo lo que ofrece este país centroafricano.

Mabamba swamp

Aterrizamos en Entebbe, una de las ciudades más importantes del país, y durante nuestro primer día en Uganda aprovechamos para hacer una excursión a una zona cercana, el pantano de Mabamba. Lo que hace que este lugar sea tan interesante es que se puede ver a una de las aves más peculiares que hemos visto nunca y tan bien de las más difíciles de ver, el picozapato. Con un aspecto casi prehistórico, este animal luce un gran pico que hace honor a su nombre. Sin duda alguna, esta excursión en barca por el pantano viendo aves fue una perfecta introducción al país.

Picozapato en el Mabamba Swamp (Uganda)

Ziwa Rhino Sanctuary

Desde Entebbe salimos en dirección norte hacía el Parque Nacional Murchison Falls, pero antes de llegar allí hicimos una parada en un lugar muy especial, el Ziwa Rhino Sanctuary. Por desgracia, en 1982 se extinguieron los rinocerontes en Uganda, pero en 2005 se creó este santuario con el objetivo de reintroducir a estos increíbles animales en el país. Lo curioso de este santuario es que para ver a los rinocerontes que viven en él, lo haces andando. Sí, acompañado de uno de los rangers del santuario, caminas por los senderos del lugar hasta que te encuentras con alguno de los rinocerontes que viven allí. Aunque ya habíamos vivido una experiencia similar en el parque Hlane de Suazilandia, ver a uno de estos enormes rinocerontes delante de ti, sin estar subido en ningún vehículo y a menos de 10 metros te hace sentir realmente insignificante, pero también afortunado y terriblemente feliz.

Buscando rinocerontes en el Ziwa Rhino Sanctuary (Uganda)Rinoceronte y cría en el Ziwa Rhino Sanctuary (Uganda)

Parque Nacional Murchison Falls

El parque Nacional Murchison Falls es el área protegida más grande de Uganda. Está dividido en dos partes por el río Nilo, creando dos zonas completamente distintas. El área más interesante es la zona norte, menos boscosa y donde es mucho más fácil ver una gran variedad de animales, tanto depredadores, como herbívoros. La noche que llegamos tuvimos la grandísima suerte de ver una cacería de una manada de leones. Impresionante. No os imagináis lo tremendamente emocionante que fue aquello, parecía que se nos iba a salir el corazón de lo rápido que latía.

Grulla crestada en el Parque Nacional Murchison Falls (Uganda)Familia de facóqueros en el Parque Nacional Murchison Falls (Uganda)
Leona de cacería por la noche en el Parque Nacional Murchison Falls (Uganda)
Manada de jirafas en el Parque Nacional Murchison Falls (Uganda)Familia de elefantes jugando en el Parque Nacional Murchison Falls (Uganda)

Además de hacer un par de safaris por el parque, también visitamos las cataratas que dan nombre al lugar, las potentes cataratas Murchison, descubiertas por el explorador Samuel Baker en 1864. Pese a no ser demasiado altas (43 metros), la potencia con la que discurre el río por este estrecho paso de solo 7 metros es realmente impresionante.

Cataratas Murchison en el Parque Nacional Murchison Falls (Uganda)

Bosque de Budongo

El bosque de Budongo, que pertenece al Parque Nacional Murchison Falls, no es un lugar muy visitado por la mayoría de la gente que viaja al país. De hecho, nosotros tampoco lo teníamos en mente en nuestros primeros bocetos del itinerario. Sin embargo, tras informarnos y leer sobre él, decidimos incluirlo en la ruta de 15 días por Uganda. El motivo es que aquí, además del bosque de Kibale, también se puede hacer el «tracking» (o trekking) de chimpancés. La experiencia fue brutal y realmente especial. Tuvimos la suerte de ver a unos cuantos y además, relativamente cerca. Para nosotros significaba mucho poder vivir esos momentos con los que habíamos soñado durante tanto tiempo. Además, visitando este parque teníamos la posibilidad de vivir la experiencia con los chimpancés dos veces, una aquí y otra en Kibale.

Chimpancé en el bosque de Budongo (Uganda)

Parque Nacional de Kibale

El bosque de Budongo nos había hecho vivir una gran experiencia, pero el Parque Nacional de Kibale es el lugar estrella para ver chimpancés. De hecho, en esta zona es donde hay una mayor concentración de chimpancés en Uganda, con una población estimada de unos 1450 individuos. Esto hace que la posibilidad de verlos sea mucho mayor, además también están mucho más acostumbrados a la presencia humana.

Cara de un chimpancé en el Parque Nacional de Kibale (Uganda)

Tuvimos mucha suerte durante la visita y la hora que estuvimos viéndolos fue súper intensa. Se acercaron muchísimo a nosotros y se les veía muy cómodos pese a que nosotros estuviésemos por allí. Cuando les mirabas, veías que en su mirada había un mar de sentimientos y emociones muy parecidas a las nuestras. Al fin y al cabo, nuestro ADN es un 99% igual al suyo. Ellos son nuestros parientes más cercanos, pero nosotros también somos los suyos, más que cualquier otro simio.

Chimpancés acicalándose en el Parque Nacional de Kibale (Uganda)Cría de chimpancé en el Parque Nacional de Kibale (Uganda)

Bigodi Wetland Sanctuary

Cerca del Parque Nacional de Kibale está el Bigodi Wetland Sanctuary. Este espacio lo gestiona la comunidad local, de forma que visitándolo se beneficia el desarrollo económico de la zona y también se promueve la conservación de esta zona. Allí se pueden ver varios tipos de monos como colobos rojos, colobos negros o mono de L’Hoest, además de más de 100 especies diferentes de aves, entre las que se encuentra el gran turaco azul, que tuvimos la suerte de ver.

Mono L'hoest en el Bigodi Wetland Sanctuary (Uganda)
Gran turaco azul en el Bigodi Wetland Sanctuary (Uganda)Colobos rojos en el Bigodi Wetland Sanctuary (Uganda)

Parque Nacional Queen Elizabeth

Este es otro de los parques más famosos de Uganda, ya en el Parque Nacional Queen Elizabeth es donde se encuentra la mayor diversidad de mamíferos del país (95 especies) y alrededor de 600 especies de aves. Una verdadera pasada. Sin embargo, pese a la gran biodiversidad, tampoco hay un gran número de individuos si lo comparas con otros destinos como el Mara en Kenia o el Kruger en Sudáfrica. Pese a todo, pudimos ver algún león, un par de hienas y un precioso leopardo; además de herbívoros como elefantes, búfalos, etc.

Hiena en el Parque Nacional Queen Elizabeth (Uganda)Leopardo en el Parque Nacional Queen Elizabeth (Uganda)

Canal de Kazinga (PN Queen Elizabeth)

Uno de los lugares más especiales del Parque Nacional Queen Elizabeth, y probablemente lo que más nos gustó, fue el canal de Kazinga, que une lagos George y Edward. Subidos en un barco recorrimos parte el canal pudiendo ver un gran número de elefantes bebiendo, búfalos, hipopótamos, cocodrilos, antílopes y una gran cantidad de aves. Es un lugar realmente especial.

Hipopótamo bostezando en el Canal de Kazinga (PN Queen Elizabeth) (Uganda)Elefante en el Canal de Kazinga (PN Queen Elizabeth) (Uganda)

Ishasha (PN Queen Elizabeth)

El sector de Ishasha pertenece también al Parque Nacional Queen Elizabeth. El principal motivo para visitar esta zona es para ver a los famosos leones trepadores que se les suele encontrar subidos a un tipo de higuera que hay por la zona. Por desgracia, pese a alargar nuestra estancia por la zona durante un día más de lo normal, no pudimos ver ninguno. Pese a ello, pudimos disfrutar de otros animales como hienas, topis, elefantes e hipopótamos

Topis en Ishasha (PN Queen Elizabeth) (Uganda)Hiena en Ishasha (PN Queen Elizabeth) (Uganda)

Parque Nacional del Bosque Impenetrable de Bwindi

Este fue el día más importante de todo el viaje, el motivo principal por el que viajábamos a Uganda, ver gorilas de montaña. El Parque Nacional del Bosque Impenetrable de Bwindi es el parque estrella del país. El motivo es muy sencillo, la mitad de gorilas de montaña del mundo viven en esta zona. Por desgracia este número es de solo 800 individuos.

Cría de gorila rascándose en el Parque Nacional del Bosque Impenetrable de Bwindi (Uganda)
Cría de gorila sentado en el Parque Nacional del Bosque Impenetrable de Bwindi (Uganda)Espalda plateada en el Parque Nacional del Bosque Impenetrable de Bwindi (Uganda)
Gorila joven mirándonos en el Parque Nacional del Bosque Impenetrable de Bwindi (Uganda)

Tras un tremendo madrugón y una caminata bastante cansada llegamos donde estaba la familia de gorilas que íbamos a visitar. No voy a negar que me emocioné. Estaba viviendo algo con lo que había soñado durante mucho tiempo y todo estaba saliendo realmente bien. Habíamos podido verles de cerca, el clima era bueno, no llovía, en la familia había varias crías, un gran macho espalda plateada… La experiencia del trekking o «tracking» de gorilas fue inolvidable y, pese al alto precio de la actividad (600 USD por persona), mereció la pena cada euro que gastamos en vivir aquello. Solo esta actividad justifica un viaje a Uganda.

Cría de gorila mirándonos en el Parque Nacional del Bosque Impenetrable de Bwindi (Uganda)

Lago Bunyonyi

Al sur del país se encuentra este bucólico lago salpicado de un montón de pequeñas islas. Para que la visita fuese aún más idílica, fue en una de estas islas donde pasamos la noche. Tal y como pasa en otras zonas de Uganda, este lago es un paraíso para ver pájaros. De hecho, Bunyonyi significa en lengua chiga «lugar de numerosas aves». Además, este tranquilo lago es uno de los pocos lugares del país en los que te puedes bañar sin temor, no hay animales peligrosos como cocodrilos o hipopótamos, ni tampoco parásitos causantes de la esquistosomiasis. Este lugar es un sitio perfecto para relajarse y disfrutar del entorno.

Lena sentada en el embarcadero del lago Bunyonyi (Uganda)

Parque Nacional del Lago Mburo

El último parque que visitamos en Uganda y, por lo tanto, nuestro último safari en el país, fue el Parque Nacional del Lago Mburo. No tiene las dimensiones de los otros parques nacionales, ni tampoco su importancia, pero tiene ciertas cosas que le hacen único en el país. Solo allí se pueden ver impalas, cebras o elands en Uganda. En nuestro caso, se nos resistió este último, pero pudimos ver otros animales como jirafas o hipopótamos.

Familia de jirafas en el lago Mburo (Uganda)Cebras y babuinos en una charca del lago Mburo (Uganda)

Además de los animales salvajes que se ven por esta zona, también pudimos ver a las impresionantes vacas de Ankole. Esta raza es famosa por las dimensiones desproporcionadas de sus cuernos.

Vaca de Ankole en el lago Mburo (Uganda)

Jinja (Rafting en el Nilo Blanco

Aunque con la visita al Parque Nacional del Lago Mburo terminamos nuestra ruta de safaris por Uganda, dejamos una perlita para el final del viaje, hacer rafting en el Nilo Blanco. Ya hemos hecho este deporte en varios países, como aquella vez que lo hicimos en el río Pacuare de Costa Rica.

El Nilo nace en Uganda, en lo que se llaman las fuentes del Nilo. Pues bien, unos pocos kilómetros después comienzan uno de los raftings más extremos del mundo. Si los raftings se clasifican según la dificultad de sus rápidos con un número que va del 1 al 5, los rápidos de este recorrido son de 4, 4+ y algunos de 5. La experiencia fue increíble y cargadísima de adrenalina. Si os gustan los deportes de aventura, no perdáis la oportunidad de hacer rafting en Jinja.

Rafting extremo en el Nilo Blanco en Jinja (Uganda)Rápidos durante el rafting en el Nilo Blanco en Jinja (Uganda)

Viajar a Uganda para ver gorilas de montaña y chimpancés fue cumplir un sueño que teníamos desde hacía mucho tiempo. El contacto con la gente fue mucho más cercano y amable que en los otros países que hemos visitado hasta el momento del África subsahariana (Kenia, Sudáfrica y Suazilandia). Sin embargo, nuestra experiencia de safari no fue tan increíble como la que vivimos en Kenia o Sudáfrica; aunque también es cierto que esos son países muy top en ese aspecto. ¿Qué os ha parecido este viaje? ¿Para vosotros también es un sueño ver gorilas y chimpancés en libertad?

Surf en Loredo (septiembre)

Poco después de volver de nuestro viaje a Uganda hicimos una escapada de fin de semana al norte de España para despedir el verano. El motivo principal era pasar un fin de semana intenso de surf con amigos. Yo era el único que había probado este deporte antes, pero ya habían pasado dos años de aquel fin de semana de surf en Galicia en el que me subí a una tabla por primera vez. La experiencia fue genial y Lena y yo ya nos hemos prometido volver este año. Es un deporte más cansado de lo que parece, pero tremendamente divertido. Os lo recomendamos al 100% si no lo habéis probado nunca.

Foto de grupo tras una clase de surf en Somo, Cantabria, España

Además de las horas que estuvimos a remojo intentando ponernos de pie, aprovechamos para dar un paseo por Santander, disfrutar la gastronomía local y acercarnos al Monumento Natural de las Secuoyas del Monte Cabezón, un plan perfecto para desconectar y disfrutar con amigos.

Chile (noviembre y diciembre)

Antes de nada, aquí tenéis todos nuestros artículos del viaje a Chile.

El último gran viaje del año nos llevó durante 17 días por Chile e Isla de Pascua. Era nuestra segunda vez en el continente americano tras nuestro viaje a Costa Rica hacía un par de años. Además, en esta nueva aventura iríamos más al sur que nunca y visitaríamos por primera vez Oceanía (ya que isla de Pascua pertenece a este continente).

Las posibilidades de Chile son tremendas y necesitaríamos una barbaridad de días para ver todo lo que nos hubiese gustado. Por ello, tuvimos que centrarnos en lo que más nos llamaba la atención del país y descartar otros lugares. Tras darle muchas vueltas, nos decantamos por hacer un viaje a Chile centrado en la naturaleza en el que visitamos el desierto de Atacama, Isla de Pascua y la Patagonia chilena, además de Santiago, la capital del país.

Atacama

El mismo día que aterrizamos en Santiago cogimos un vuelo interno hacia el norte del país para disfrutar durante los siguientes tres días del altiplano chileno de Atacama. Nuestra base para conocer esta zona del país fue la famosa localidad de San Pedro de Atacama y para movernos a nuestro aire optamos por un coche de alquiler. Queríamos libertad, marcar nosotros los horarios, las paradas y los tiempos, y tras vivir la experiencia, os recomendamos sin lugar a duda que uséis un coche de alquiler para moveros por esta zona del país, es muy sencillo.

Volcán Licancabur, Atacama, Chile

El primer día hicimos una ruta por las lagunas altiplánicas. Nuestra primera parada del día fue la laguna Chaxa, hogar de numerosos flamencos. Las imágenes de estas estilizadas aves reflejadas en el agua eran impresionantes. ¡Qué lugar tan bonito! Tras ello, nos fuimos a visitar dos de las lagunas más impresionantes que hemos visto nunca, la laguna Miñiques y la laguna Miscanti. La estampa de las lagunas, rodeadas por las rojizas montañas y volcanes andinos, era de postal. Aquí ya nos dimos cuenta de que Atacama nos iba a gustar mucho más de lo que nos imaginábamos. Tras la visita a estas lagunas visitamos el mirador de Aguascalientes, cerca de Piedras Rojas, y una vez más, aquella zona nos volvió a dejar con la boca abierta. Para finalizar, hicimos alguna parada más en alguna pequeña laguna por el camino y en los pueblos de Socaire y Toconao antes de volver a San Pedro de Atacama.

Panorámica de la laguna Miscanti, Atacama, Chile
Flamenco en la laguna Chaxa, Atacama, ChilePiedras Rojas y Aguascalientes, Atacama, Chile
Mirador de Aguascalientes, Atacama, Chile

Al final del día, como guinda a una impresionante jornada, hicimos un tour astronómico cerca de San Pedro de Atacama. Junto a un experto que nos explicó un montón de cosas sobre astronomía y observación de astros, pudimos disfrutar de uno de los mejores cielos para ver las estrellas del mundo. Era increíble la inmensa cantidad de estrellas que se podían ver, tanto con los propios ojos, como con los telescopios.

Tour astronómico cerca de San Pedro de Atacama, Chile

Al siguiente día visitamos la zona del Salar de Tara, parando antes en la laguna Quepiaco y laguna Diamante. Si el día anterior habíamos visto poca gente, por esta zona había aún menos. De hecho, estuvimos nosotros solos visitando los famosos Monjes de la Pacana. Es una suerte poder disfrutar de estos lugares en total soledad y tranquilidad.

Monjes de la Pacana, Atacama, Chile

Sin embargo, esa misma tarde fuimos a unos de los lugares más visitados y concurridos de Atacama, el Valle de la Luna. Es un lugar precioso, pero al estar muy cerca de San Pedro de Atacama, hace que todo el mundo que viaja hasta allí lo visite. Pese a todo, disfrutamos de la zona y de sus lugares más destacados: la Gran Duna, el Anfiteatro, la Mina Victoria o las Tres Marías. Para terminar, el día nos despidió con un atardecer precioso desde el famoso mirador de Kari, más conocido como la Piedra del Coyote.

Panorámica desde el mirador Kari o Piedra del Coyote, Atacama, Chile
Lena en un mirador del valle de la Luna, Atacama, ChileGran duna en el valle de la Luna, Atacama, Chile

Nuestro último día en Atacama comenzó muy temprano, pero teníamos un buen motivo, ver amanecer en los Géiseres del Tatio. Este lugar es el tercer campo de géiseres más grande del mundo, después de Yellowstone (Estados Unidos) y la reserva natural Kronotski (Rusia). El lugar es realmente bonito, aunque las comparaciones con ​los géiseres que habíamos visto en Islandia fueron inevitables. Pudimos ver varios géiseres de cerca, fumarolas, pozos de agua o lodo hirviendo… pero lo que más nos llamó la atención es que allí mismo había una piscina termal en la que te podías bañar. Eso sí, hay que tener en cuenta que estábamos a uno 4.300 m.s.n.m. y que pese que el agua de la piscina estuviese caliente, cuando llegamos había -5°C. Así que dejamos el baño para otro momento. Antes de coger el vuelo de vuelta a Santiago de Chile, aprovechamos para visitar otros puntos cercanos como el Vado Putana, Machuca, el Cañón de Guatín y, de forma muy exprés, el valle del Arcoíris.

Géiseres del Tatio, Atacama, ChileFumarolas en los géiseres del Tatio, Atacama, Chile
Vado Putana, Atacama, Chile
Valle del Arcoíris, Atacama, ChileCañón Guatín, Atacama, Chile

Atacama nos encantó. Pese a tener unas expectativas altas, nos sorprendió muchísimo. Habíamos visto un montón fotos de la zona antes de visitarla, pero verlo en directo fue algo completamente distinto. Los colores, la grandiosidad del sitio, lo poco masificado que estaba la zona, la sensación de libertad al verlo por nuestra cuenta… todo fue muchísimo mejor de lo que nos imaginábamos.

Isla de Pascua

Tras una brevísima parada en Santiago, solo para dormir, volamos a nuestro siguiente destino, Isla de Pascua. La verdad es que daba vértigo solo de pensarlo. Isla de Pascua es uno de esos destinos que siempre has visto tan remoto y tan inaccesible, que no te imaginabas que fueses a estar allí alguna vez. Pero sí, allí hemos estado. Y es que lo sueños y las ilusiones están para vivirlos y para disfrutarlos.

Volcán Rano Kau, Isla de Pascua, Chile

Durante 4 días completos (5 en total) estuvimos disfrutando de aquella isla tan mágica. La verdad es que es una sensación rara cuando piensas que estás en una isla perdida en el Pacífico, de poco más de 20 kilómetros en su lado más largo y que se encuentra a más de 2.000 kilómetros de la isla habitada más cercana y más de 3.700 del continente americano. El entorno, el ritmo más pausado de vida, los mitos y leyendas sobre los moais… todo hace que ese lugar tenga un «algo» especial.

Ahu Tongariki, Isla de Pascua, Chile
Playa de Anakena, Isla de Pascua, ChileAtardecer en Ahu Tahai, Isla de Pascua, Chile

Desde Hanga Roa, la única población de la isla, fuimos recorriendo con un coche de alquiler los diferentes rincones de la isla, que pese a ser pequeña, da para disfrutarla durante mucho tiempo. Lo lugares más destacados podrían ser la propia localidad de Hanga Roa, el volcán Rano Kau y la aldea ceremonial de Orongo, la impresionante hilera de moais de Ahu Tongariki, la preciosa playa de Anakena y sus moais, la impresionante cantera de moais de Rano Raraku, los atardeceres desde Ahu Tahai

Cantera de moais Rano Raraku, Isla de Pascua, Chile

No voy a negar que ir a Isla de Pascua es caro por los vuelos, por el precio de las cosas allí… Pero ante la pregunta de si merece la pena volar a Isla de Pascua, en nuestra opinión, la respuesta es un sí rotundo. Es un lugar mágico, remoto y muy especial que os recomendamos que incluyáis en vuestra ruta por Chile si tenéis la oportunidad.

Santiago de Chile

Nuestra visita al país fue un mes después del inicio del movimiento «Chile despertó» en el que se produjeron las mayores protestas desde el retorno a la democracia. Si este movimiento empezó el 18 de octubre de 2019, nosotros llegamos al país 23 de noviembre. No voy a negar que al principio nos preocupamos un poco, pero después de informarnos, hablar con gente de Chile y ver que la tensión bajaba respecto a lo vivido en las primeras jornadas, nos tranquilizamos un poco más. Pese a que en el resto del país no vimos muchas muestras de este movimiento, en la capital, las consecuencias de las protestas eran muy evidentes. Además, coincidió en que nuestro hotel estaba ubicado a escasos 50 metros de la plaza donde comenzaban todos los días las manifestaciones. De hecho, las vimos con nuestros propios ojos y también «notamos» los gases lacrimógenos que utilizaba la policía. Pese a todo, siguiendo las recomendaciones que nos dieron en el hotel no tuvimos nada que temer, ni de qué preocuparnos.

Palacio de la Moneda, Santiago de ChileTecho de la catedral de Santiago de Chile

A pesar de todo lo que estaba ocurriendo, y de nuestros primeros miedos, pudimos disfrutar de la ciudad, pasear por sus calles, subir a sus miradores, saborear su gastronomía y ver sus principales monumentos.

Patagonia chilena

Tras otro nuevo vuelo desde Santiago llegamos a nuestro último destino del viaje, la Patagonia chilena. En esta ocasión decidimos dedicarle 6 días a visitar los encantos de esta parte de Chile y, pese a que puedan parecer muchos, nos faltó tiempo para ver y hacer todo lo que nos hubiese gustado.

Nada más aterrizar en Punta Arenas, cogimos un coche de alquiler y nos fuimos directos hacia el parque nacional Torres del Paine, la auténtica estrella de esta zona del país. Antes de llegar a allí hicimos una parada en el Monumento Natural Cueva del Milodón, una enorme cueva que recibe el nombre de un animal ya extinto que era como un perezoso gigante.

Mirador desde el lago Toro, Torres del Paine, Chile

El parque nacional Torres del Paine y los alrededores es una auténtica pasada de lugar. No me extraña que mucha gente considere esta zona como la octava maravilla natural del mundo. Montañas escarpadas, valles inmensos, glaciares, bosques o lagos con unos colores casi irreales hacen de este lugar una parada obligatoria en todo viaje a Chile, al menos en nuestra opinión.

Vistas del macizo Paine desde el ferry del lago Pehoe, Torres del Paine, ChileInicio de ruta desde refugio Paine Grande a refugio Grey, Torres del Paine, Chile

Una de las mejores experiencias que vivimos en el parque fue la caminata que hicimos en el glaciar Grey. Equipados con crampones y piolets estuvimos caminando sobre el hielo del glaciar más grande de esta zona, perteneciente al Campo de Hielo Sur. Por fin nos habíamos quitado la espinita que teníamos de no haber hecho esta actividad en Islandia y la experiencia no pudo ser mejor. Pero no solo fue esto, sino que para llegar hasta allí el camino fue realmente bonito. Tuvimos que coger un ferry con el que navegamos por el lago Toro y después, hacer un trekking precioso desde el refugio Paine Grande hasta el Refugio Grey, donde pasamos la noche.

Lena y Alberto durante la caminata sobre el glaciar Grey, Torres del Paine, Chile
Glaciar Grey, Torres del Paine, ChilePuente colgante cerca del glaciar Grey, Torres del Paine, Chile
Valle de la ruta al mirador base Torres del Paine, Chile

Pasados estos dos primeros días, establecimos nuestra base en Puerto Natales. Desde aquí hicimos el que probablemente sea la ruta de trekking más bonita que hayamos hecho nunca, la ruta al mirador base de Torres del Paine. Tiene una longitud de unos 20 kilómetros, en los que tienes un desnivel de unos 1.100 metros. La ruta no es difícil, aunque sí que se acaba notando el cansancio. Atraviesas valles inmensos, zonas boscosas de increíble belleza, cruzas ríos… pero sin duda alguna, lo que hace que esta ruta sea tan impresionante son las vistas que se tienen desde el mirador las Torres.

Mirador base Torres del Paine, Chile

Desde Puerto Natales aprovechamos también para hacer una excursión en barco en la que visitamos otros dos glaciares, el glaciar Balmaceda y glaciar Serrano. Estos glaciares, pese a encontrarse muy cerca del parque nacional Torres del Paine, se encuentran en el parque nacional Bernardo O’Higgins, otra joya de la naturaleza chilena. Aunque este plan fue mucho más relajado que los anteriores días de trekking, disfrutamos un montón con las vistas de los glaciares y la fauna del lugar.

Glaciar Serrano, Chile
Leones marinos cerca del glaciar Balmaceda, ChileGlaciar Balmaceda, Chile

Tras pasar dos noches en Puerto Natales, dejamos la localidad para volver a Punta Arenas y visitar los alrededores. Nuestra primera visita fue a Tierra del Fuego, situado en el extremo sur americano. Además de visitar lugares como la localidad de Porvenir o la Estancia San Gregorio, el motivo principal de aquel día era ir al Parque Pingüino Rey para disfrutar de estos increíbles animales. Teníamos la oportunidad única de ver a esta especie de pingüino (el segundo más grande tras el pingüino emperador), sin tener que desplazarnos a lugares tan remotos como la Antártida, y no quisimos desaprovecharla.

Pingüinos rey, Tierra del Fuego, Chile

Al día siguiente volvimos a hacer otra excursión, aunque en esta ocasión visitamos dos islas cercanas del estrecho de Magallanes, isla Magdalena e isla Marta. En la isla Magdalena estuvimos paseando por el interior, disfrutando de los simpáticos pingüinos de Magallanes, que nos recordaron mucho a los pingüinos que habíamos visto en Sudáfrica el año anterior. Tras la visita a isla Magdalena, fuimos a isla Marta para ver una enorme colonia de lobos marinos. Aunque en ésta no se podía bajar a la isla, verlos fue espectacular.

Pingüino de Magallanes, isla Magdalena, Chile
Colonia de lobos marinos, isla Marta, ChileLobo marino asomándose cerca de isla Marta, Chile

Por último, antes de volar de nuevo a Santiago de Chile, aprovechamos lo que nos quedaba de día para pasear por Punta Arenas, la capital de la región de Magallanes y de la Antártica Chilena. La ciudad tiene algunos lugares bastante interesantes como la Costanera, la plaza de Armas Muñoz Gamero o el monumental cementerio Sara Braun. Para visitar los principales atractivos es suficiente con un día o medio, como fue nuestro caso.

Muelle en la Costanera de Punta Arenas, Chile

El viaje a Chile, pese a ser un destino que surgió de improvisto a la vuelta de Uganda, se ha convertido por méritos propios en el mejor viaje del año por la cantidad de experiencias que nos ha regalado. Puede que poder ver gorilas de montaña o chimpancés en libertad haya sido lo más increíble del año, pero como viaje en general, Chile ha superado todas nuestras expectativas. Disfrutar de los colores, paisajes y animales del altiplano de Atacama; sentir la magia de un lugar tan único en el mundo como isla de Pascua; vivir en directo un movimiento social que marcará el futuro del país en Santiago de Chile o disfrutar de los glaciares, montañas, valles y fauna de una tierra que nos robó un pedazo de corazón como la Patagonia chilena ha hecho que terminásemos el año con un viaje por todo lo alto.

Conclusiones

Ha pasado otro año y solo podemos pensar en que hemos vuelto a cumplir sueños viajeros. Conocer las ciudades de la mítica ruta de la seda en Uzbekistán, sucumbir al encanto de Estambul, ver gorilas y chimpancés en Uganda, caminar entre moais en isla de Pascua o por las montañas de Torres del Paine en Chile nos hace sentirnos muy afortunados. Pero además de estos grandes viajes, hemos mantenido nuestras tradiciones viajeras con los amigos, hemos conocido un montón de gente nueva con las que hemos compartido grandes momentos, hemos aprendido nuevos deportes que esperamos volver a practicar… Vamos, que no podemos quejarnos en absoluto de todo lo que nos ha dado este 2019. Aún está por ver que nos regalará el 2020, pero seguro que serán grandes experiencias, de eso no hay duda.

En cuanto al blog hemos conseguido darle un buen cambio de aires. Pero no solo hemos cambiado el aspecto, sino que también hemos mejorado la forma de organizar el contenido y de que cuando nos visitéis, encontréis todo lo que buscáis mucho más rápidamente. Otro año más han aumentado las visitas que llegan al blog y los seguidores en redes sociales. Puede que esto parezcan solo números, pero no es así. Todos esos números son personas que estáis ahí, al otro lado, leyendo nuestras aventuras, preparando vuestros viajes con nuestros posts o simplemente dándonos vuestro cariño a través de las redes sociales, comentarios o mails. Por eso solo podemos deciros una cosa ¡GRACIAS! Vosotros hacéis que el esfuerzo que conlleva mantener un blog merezca la pena.

A continuación, os dejamos un mapa con lugares a los que viajamos en 2019.


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