Opinión del riad Timadrouine, alojamiento cerca del valle del Dadès

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En nuestro roadtrip por el sur de Marruecos fueron varios los alojamientos que utilizamos. Todos ellos marcaban el final de cada etapa. Por ello, uno de los principales factores para elegirlos era su ubicación. Durante la primera jornada buscamos uno que se encontrase entre el valle del Dadès y las gargantas del Todra. La razón era sencilla, según los días con los que contábamos para recorrer el sur de Marruecos, esa zona sería el lugar perfecto para dormir antes de ir a Erg Chebbi, en el desierto del Sahara.

Al igual que hicimos en Marrakech, la mejor opción de alojamiento era un riad. Son lugares con mucho más carácter, trato más personalizado y hacen del viaje una experiencia mucho más «auténtica» (aunque este calificativo es una de esas palabras que no me gusta demasiado usar cuando se habla de viajes).

El riad y las instalaciones

Como te decía, la ubicación era genial. Al encontrarse entre el valle del Dadès y las gargantas del Todra podíamos llegar en no demasiado tiempo al desierto (unas 3 horas y media). Además, el riad estaba en la propia N10, la carretera por la que conducíamos durante este tramo de la Ruta de las Mil Kasbahs. Esto hacía que fuese muy sencillo encontrarlo, incluso por la noche, y que no tuviésemos que desviarnos y sumar más tiempo conduciendo.

Dejando la ubicación a un lado, algo que destaca de este riad es su apariencia externa. Es una kasbah, una pequeña fortaleza de adobe. ¿Te imaginas dormir en una fortaleza árabe? Pues sí, es algo increíble, además en este caso el precio es totalmente asequible.

Vistas desde la terraza del riad Timadrouine
Alberto en el solárium del riad TimadrouineVistas del patio interior del riad Timadrouine

La decoración es tradicional, como no podía ser de otra forma. Muros de adobe de más de medio metro de ancho, arcos árabes que separan las estancias, alfombras cubriendo los suelos de cada habitación y un montón de detalles que crean un atmósfera realmente acogedora en todo el alojamiento.

Sala del patio interior del riad Timadrouine

Todas las habitaciones del riad, que tampoco son muchas, están como de costumbre entorno a un patio central. En este caso no hay un estanque en el centro, sino una pequeña zona ajardinada. Además de este patio hay otro, dónde sí hay una zona con agua, pero en vez de ser un simple estanque, es una estupenda piscina. Aunque claro, en diciembre, cuando fuimos nosotros, no hacía para darse un baño.

Espacio de la piscina del riad TimadrouinePiscina del riad Timadrouine

En la planta superior, casi a modo de muralla, hay una inmensa terraza que hace las veces de solárium. Desde allí hay unas vistas tremendas, por un lado está la cordillera del Atlas y por el otro la inmensidad de un paisaje desértico.

Uno de los servicios que más nos gustaron del riad fue el spa que tienen. Consta de un jacuzzi, una sauna y un hamman. La decoración de esta parte del riad está cuidada al detalle, dónde destacan algunas piezas de mobiliario tremendamente bonitas. También cuentan con unas zonas para el descanso y el relax decoradas con mucho mimo, además de las salas ya citadas. La pena fue que nosotros no tuvimos tiempo para disfrutarlo todo lo que nos hubiese gustado. Aún así, pudimos relajarnos durante una media hora en el jacuzzi y el hamman el día que llegamos, justo antes de que nos sirviesen la cena. Además, todos los elementos son de uso gratuito para los huéspedes.

Jacuzzi del riad Timadrouine
Detalle del spa del riad TimadrouinePasillo del spa del riad Timadrouine

El riad también cuenta con servicio de comidas, que se sirve en un salón realmente acogedor. Este aspecto lo detallo un poco más abajo, pero lo que sí te puedo decir es que todo estaba riquísimo.

La habitación

La decoración de las habitaciones, como no podía ser de otro modo en este tipo de alojamientos, es tradicional marroquí. Las alfombras, los apliques de la luz y todos los detalles la habitación combinan a la perfección sin llegar a sobrecargar.

Sala de estar de la habitación

Tiene una cama muy cómoda flanqueada por un par de mesitas de noche. También se cuenta con un sofá y una pequeña mesita para tomar el té o simplemente descansar. El mueble que se utiliza para encima el equipaje guarda en su interior un mini frigorífico, una buena solución para conservar la línea de decoración de la habitación. En su interior te dejan un par de botellas de agua gratuitas como cortesía. Hay que recordar que el agua del grifo en Marruecos no es potable.

Sin duda, algo que llama la atención de la estancia es su amplitud, pero sobre todo la gran altura de los techos. Esta cuestión podría haber sido un inconveniente en invierno, pero como habían encendido la calefacción previamente, la habitación tenía una temperatura agradable a nuestra llegada.

Habitación del Riad Timadrouine

Debido al carácter fortificado del riad, la habitación solo contaba con una ventana a nivel del suelo que daba al patio interior. ¿Te imaginas una fortaleza con amplias ventanas al exterior? No sería muy defensiva, ¿verdad? Pese a que en principio podría ser una característica que diese una cierta sensación de agobio o claustrofobia, no fue para nada así. Creo que el tener un techo tan alto minimizó esta sensación; no echamos en falta ninguna ventana más.

El baño

En el caso del baño los techos son más bajos, de una altura normal. De esta forma no solo se consigue una mejor temperatura en su interior, sino que también da una sensación de mayor intimidad. Aparte de su altura, la estancia es muy amplia.

El baño está decorado con azulejos rústicos, paredes pintadas y pequeños elementos que hacen que se continúe la línea tradicional del resto de la habitación. Si a esto le unimos la iluminación tan delicada da como resultado un baño muy bonito.

Baño del riad Timadrouine

La única pega que le pondría sería que la ducha no contaba con una cortina, ni con una mampara que impidiese que se salpicase el resto de la sala. Pese a que la ducha estaba a suficiente distancia como para no mojar ningún otro elemento es algo que eché de menos. Creo que la decisión de no incluir una mampara o una cortina de ducha fue simplemente por guardar la estética tradicional de la habitación.

El personal

La frase que nos dijeron al entrar fue toda una declaración de intenciones «Esta noche sois los reyes del castillo, estamos a vuestro servicio». Éramos los únicos huéspedes del riad esa noche y efectivamente, nos trataron como auténticos reyes.

El trato fue inmejorable. Fueron muy amables, serviciales y atentos con nosotros. La verdad es que nos estaba sorprendiendo la tremenda hospitalidad que estábamos recibiendo en los alojamientos de Marruecos.

Pese a que para nosotros no suponía un problema, en este riad no hablaban español, como sí que lo hacían en el riad dar Nakous de Marraquech.

El restaurante

Las comidas se sirven en un pequeño salón con capacidad para unas diez personas. El lugar cuenta con una chimenea que, junto al resto de la decoración de la sala y la iluminación, hacen de la estancia un espacio tremendamente acogedor.

Vista general del restaurante del riad TimadrouineZona de la chimenea del riad Timadrouine

Los desayunos seguían la tónica de lo que tomaríamos durante todo el viaje por el sur de Marruecos. Productos locales, elaboraciones artesanales y un sabor insuperable. Nos sirvieron panes y tortas bereberes con mantequilla y mermeladas artesanales. Para beber teníamos un delicioso zumo de naranja natural, té bereber y café. Además también nos dieron yogurt natural, que poco tiene que ver con lo que compramos habitualmente en los supermercados de nuestra ciudad.

Desayuno del riad Timadrouine

La cena que nos sirvieron el día que llegamos al riad estaba riquísima. El menú era cerrado y nos sirvieron de entrantes una pequeña ensalada de tomate, berenjena y una especie de sardina con un toque marroquí. El primero fue un tipo empanadilla, junto con un puré de patata especiado y pepinillos aliñados. Como plato principal nos sirvieron una deliciosa barbacoa de cordero que estaba de muerte. Para finalizar nos pusieron una mousse de chocolate. Resumiendo, una cena muy rica y en un entorno envidiable. La cena, a diferencia del desayuno, no está incluida en el precio del alojamiento y cuesta 30 € para dos personas.

Entrante de la cena en el riad TimadrouinePrimer plato de la cena en el riad Timadrouine
Barbacoa en el riad TimadrouinePostre de la cena en el riad Timadrouine

Conclusión

Fue uno de los alojamientos que más nos gustó del viaje, especialmente por el propio edificio, su decoración, el trato recibido y las instalaciones del spa a las que se tiene acceso de forma gratuita. Lo recomendaríamos sin lugar a dudas.

Lo bueno: el personal, el edificio, el trato, el spa y el desayuno.

Lo malo: por decir alguna cosa, la ducha no tiene ningún tipo de mampara o cortina que evite que salpiques el resto del baño.

Datos prácticos

Nombre: riad Timadrouine.

Dirección: Douar Timadrouine, Rn 10-Km 22, 45 800 Tinghir.


Si quieres ver el mapa en otra pestaña haz clic aquí.

Precio: 47 € por habitación doble, desayuno incluido.

Wifi: Sí, gratuito.

Desayuno: sí, con productos naturales y caseros.

Servicios: servicio de desayuno, WIFI gratuita, aparcamiento gratuito, sauna, jacuzzi y hammam incluido en el precio, piscina, restaurante, jardín, solárium, terraza,…

Reservas: se puede realizar la reserva a través de portales conocidos como booking.

Todo lo que he comentado en este artículo es fruto de nuestra experiencia personal y no ha sido distorsionado en ningún momento por nadie ajeno al blog, ni por intereses de terceros. Si os ha gustado la entrada compartidla en las redes sociales y dejadnos un comentario y si no os ha gustado pues haced lo mismo ;).

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