Era un día soleado, cálido, en el que las primeras luces del alba nos despertaron con dulzura… ¡Qué va! Ni eran las primeras horas de la mañana, ni nos despertamos con calidez, sino con el soniquete de una alarma poco agradable pero que cumple su función a la perfección, eso sí. Daba igual como nos despertásemos, teníamos que aprovechar el día, hoy volvíamos a España y pensábamos exprimir hasta el último minuto que pasásemos en Polonia.
En este entrada del blog os vamos a hablar del rascacielos más famoso de Varsovia, el Palacio de la Cultura y la Ciencia, y el Parque Lazienki, un lugar para alejarse del ajetreo de esta gran ciudad.
El objetivo era claro. Nos habíamos dejado dos platos fuertes para el último día, El Palacio de la Cultura y la Ciencia de Varsovia y el Parque Łazienki, y no nos podíamos ir de allí sin visitarlos. Así que abandonamos la habitación, dejamos las maletas en la consigna del hotel y salimos a la calle para aprovechar nuestras últimas horas en Polonia.
Palacio de la Cultura y la Ciencia
En menos de un cuarto de hora nos plantamos delante del Palacio de la Cultura y la Ciencia (Pałac Kultury i Nauki), una auténtica mole de hormigón que se erige por encima de las demás edificaciones de la ciudad. Construido entre los años 1952 y 1955 (en plena guerra fría) fue un «regalo del pueblo soviético al pueblo polaco» que hizo el mismísimo Stalin. Las cifras de este gigante son realmente impresionantes. Mide 237 metros de altura (42 pisos), en su construcción trabajaron unas 3500 personas, 3288 habitaciones, una superficie total de 123084 m². Pero no solo eso, en el edificio se alojan empresas, instituciones, una oficina de correos, varios museos, un cine, una biblioteca, varios teatros, incluso una sala de conciertos que puede albergar hasta casi 3000 personas. De hecho allí han actuado The Rolling Stones, Bruce Springsteen… Muchas cifras, muchos datos y todos impresionantes, pero lo importante es la sensación de grandiosidad que te da el edificio cuando te acercas a él. Sin duda, el arquitecto Lew Rudniew consiguió demostrar el poder soviético con este edificio.
Mirador de la planta 30
Datos aparte, para la gente que visitamos la ciudad además de admirar el exterior del edificio lo que resulta realmente interesante es subir al mirador situado en la planta 30, a 114 metros. Desde allí se puede ver toda la ciudad, en cualquier dirección. No hay nada que te obstaculice la visión porque no hay ningún edificio más alto que éste en toda la ciudad. Desde el 1 de mayo al 30 de septiembre se puede subir de 9:00 a 20:30 de lunes a jueves y el domingo, y de 9:00 a 24:00 los viernes y sábados. Aunque no subimos de noche, sí que pudimos ver que cuando realmente merece la pena es subir de día. El precio de la entrada varía, pero una entrada normal es de 20 PLN (unos 5 euros). Para ver una información actualizada de los precios y horarios dirigíos a la página del Palacio de la Cultura y la Ciencia.
Estuvimos un buen rato en la terraza haciendo fotos en todas las direcciones y situando los lugares que habíamos visto los dos días anteriores. Aunque no era un día en el que hacía frío (tampoco calor) soplaba un viento fuerte y en algunas zonas te quedabas helado si no te ponías algo encima.
Parque Lazienki
A la salida cogimos un tranvía en la parada «Centrum» de la calle Marszałkowska hasta la parada «Pl.Unii Lubelskiej» que tardó poco más de 10 minutos y desde allí unos 5 minutos andando hasta el Parque Łazienki. Para realizar este trayecto podéis elegir entre el tranvía número 18, 35 o 74. Si queréis toda la información sobre el transporte público de Varsovia id a la web de ZTM. Allí encontraréis precios de billetes, horarios, líneas, mapas y un largo etcétera que os será de gran utilidad para vuestro viaje a Varsovia.
El Parque Łazienki es el parque urbano más grande de la ciudad con unas 76 hectáreas. Pero no destaca solo por su amplitud sino por la belleza de su interior, en el que podréis ver esculturas, edificios y palacios del siglo XVII al siglo XX. Es un lugar perfecto para desconectar y dar un paseo agradable y tranquilo a cualquier hora del día (abierto todos los días desde el amanecer hasta el anochecer). Si queréis más información sobre el parque, horarios, etc. visitad su web.
Estatua de Fryderyk Chopin
Nada más entrar por el acceso principal fuimos directos a la Estatua de Fryderyk Chopin (Pomnik Fryderyka Chopina). Esta gran escultura del famoso pianista y compositor polaco está ubicada en un parque modernista del recinto. Aparte de la escultura, lo curioso de este lugar es que todos los domingos de mayo a septiembre se dan recitales de obras de Chopin a mediodía y a las 4 de la tarde. Además, asistir a estos eventos es gratuito, por lo que si tenéis la suerte de estar en la ciudad a estas horas un domingo os recomendamos asistir. Cuando nosotros fuimos era un martes, así que no había ninguno. Aun así merece la pena pasar por aquí y ver otro de los iconos de la ciudad.
La Antigua Orangerie
Nos adentramos más en el parque y pasamos delante de La Antigua Orangerie (Stara Pomarańczarnia). Un edificio del finales del siglo XVIII que en su día sirvió como teatro de la Corte, además de como los aposentos de huéspedes y servidumbre. Se puede entrar en su interior pagando 20 PLN, pero en nuestro caso nos conformamos con verlo por fuera, dar un paseo por su jardín y hacer alguna que otra foto.
La torre de agua
Frente a la entrada de la Antigua Orangerie se encuentra La torre de agua (Wodozbiór) un edificio que en su día servía como depósito de agua, pero que actualmente alberga exposiciones temporales de arte. La estructura exterior es simple y poco llamativa, por lo que suele pasar desapercibido.
Casa Blanca
Desde allí seguimos caminando hasta la Casa Blanca (Biały Dom), que poco tiene que ver con la ilustre edificación estadounidense. En este caso el edificio data de finales del siglo XVIII y era utilizada como residencia de verano por el rey y más tarde por su amante. Se puede entrar en su interior (6 PLN) pero, al igual que hicimos con el resto de palacios del parque, preferimos dar un paseo y verlo solo por fuera.
Seguimos caminando por el Paseo Real (Promenada Królewska) donde se encuentra la Casa Blanca y de repente nos encontramos con un camino que tenía un montón de farolillos orientales en los laterales. Aquel día no lo sabíamos, pero luego al volver a casa estuve investigando y vi que si hubiésemos seguido por aquel sendero hubiésemos ida a parar a unos pabellones orientales bastante bonito. Una lástima no haberlo sabido entonces.
Palacio de la Isla
Al final del Paseo Real estaba otro de los iconos del parque, El Palacio de la Isla (Pałac na Wyspie) o Palacio sobre el Agua. Este edificio es el palacio más importante del parque y para mi gusto el más bonito, no solo por la fachada, sino por la ubicación que tiene. Está situado sobre una isla artificial en el lago del parque y unido por dos pasarelas con tierra firme. Es un edificio clasicista de lo más fotogénico y que incluso luce más bonito desde un puente al otro lado del lago. Además en sus alrededores hay pavos reales, lo que nos recordó mucho al parque más popular de Valladolid, El Campo Grande.
Anfiteatro
Desde allí fuimos hacia el Anfiteatro (Amfiteatr), en uno de los laterales del lago. Pero estaba en obras y no se podía acceder al interior, ni ver nada él. Menudo chasco. Pero al ir hacia el anfiteatro vimos una ardilla. ¡En el Parque Łazienki hay ardillas! Así que estuvimos un rato largo con ellas intentando darlas algo que las gustase de lo que teníamos. Al principio eran algo desconfiadas, pero al final conseguimos que alguna se acercase a cogerlo. Incluso un par de ellas se subieron por las piernas hasta llegar a nuestra mano. Aquel momento no recordó muchísimo a cuando estuvimos en el Hyde Park de Londres, en nuestras últimas horas de aquel viaje de 2010. Aunque éstas estaban bastante más delgaditas que sus hermanas londinenses.
Nueva Orangerie
Tras estar un buen rato jugueteando con las ardillas terminamos de dar la vuelta al lago y fuimos hacia La nueva Orangerie (Nowa Pomarańczarnia). Este edificio neoclásico acristalado de mediados del siglo XIX fue utilizado para guarecer a naranjos. Hoy en día, una zona se utiliza como jardín tropical y otra parte del edificio como un agradable restaurante.
Miramos el reloj y ya iba siendo hora de volver al hotel para recoger nuestras maletas e ir al aeropuerto. A ver si esta vez podíamos evitar ir a la carrera como nos suele pasar siempre. Antes de irnos, dimos un último paseo por el parque y nos despedimos de nuestras amigas las ardillas polacas. Al salir cogimos el tranvía de vuelta al Palacio de la Cultura y la Ciencia y desde allí fuimos andando durante menos de cuarto de hora hasta el hotel.
Camino al aeropuerto Chopin de Varsovia
Cogimos las maletas y nos fuimos en autobús al Aeropuerto Chopin de Varsovia. Si queréis más detalles sobre este trayecto, hay una entrada donde os contamos todos las posibilidades para ir desde Varsovia al aeropuerto Chopin. Al llegar allí hicimos la facturación de las maletas sin problemas y cogimos nuestro vuelo con Ryanair con destino Barcelona a las 19:50 con bastante puntualidad. Después de tres horas de anuncios, loterías y demás historias a bordo del avión llegamos a Barcelona (menos mal que ahora Ryanair ha cambiado un poco y no molesta tanto como antes a los pasajeros).
Pero nuestro destino no era Barcelona, aunque es una ciudad que nos encanta, sino Castelldefels. Para llegar allí la mejor opción es coger la línea R2 del cercanías en el propio aeropuerto hasta el Prat de Llobregat y allí hacer transbordo para coger la R2, pero en dirección contraria hasta la Platja de Castelldefels (2 x 3.80 €). Menos mal que el avión no se retrasó porque cogíamos el último cercanías que había y no llegábamos con mucho tiempo de sobra. De hecho, nos tocó correr un poco para no perder el tren. Finalmente llegamos al Hotel Miño que era dónde teníamos hecha la reserva. Un hotel acogedor y bien situado del que ya os hablaremos. Era tarde, así que cenamos en la terraza de la habitación un par de bocatas que nos habíamos hecho y nos fuimos directos a la cama.
Una parada express en Castelldefels antes de volver a casa
En un principio habíamos decidido pasar tres noches allí, pero por ciertas cuestiones tuvimos que acortar nuestro viaje y estar solo una mañana. Fue una pena porque teníamos pensado, además de disfrutar de la playa, visitar alguna localidad cercana como Sitges y volver a pasear por nuestra querida Barcelona. Al final solo tuvimos un poco de tiempo para dar un paseo por la playa de Castelldefels por la mañana, ya que nuestro vuelo a Valladolid salía 14:10. Teniendo en cuenta que nos habíamos acostado tarde y que no queríamos madrugar, contando también con el tiempo que se tarda en ir en tren al aeropuerto y el tiempo para facturar, nos quedamos con poco más de 1 hora para dar un paseo por la playa. Aun así lo aprovechamos hasta el último segundo. Ese paseo iba a ser la guinda de un viaje que nos había encantado.
Tras volver a hacer el mismo recorrido en tren que el día anterior, pero en dirección contraria, llegamos al aeropuerto de Barcelona. Facturamos sin problemas y a las 14:10 cogimos el avión que nos llevaría directos a casa en una hora y media. La verdad, es que es una auténtica gozada poder ir directamente a Valladolid en avión y no tener que chuparte 3 horas de autobús como casi siempre nos suele pasar; por desgracia son pocas las ocasiones que tenemos para hacer esto. Aterrizamos y, tras una brevísima espera para coger las maletas, salimos del aeropuerto de Valladolid donde estaba mi hermano esperándonos con el coche. ¡Muchas gracias por ir a recogernos David!
Aquí termina el relato de nuestro viaje por Polonia en el que hemos descubierto ciudades que tienen tanto que ofrecer como Cracovia, o que tanto nos han sorprendido como Wroclaw, u otras que juntan la modernidad con lo antiguo como Varsovia; también hemos conocido lugares que recuerdan al señor de los anillos como las minas de sal de Wieliczka y lugares que te estremecen como el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. Todo eso acompañado de la riquísima, abundante y siempre a buen precio gastronomía polaca. Pero no solo eso, también hemos tenido tiempo de volver a Italia y conocer Milán y su famosa catedral y Bergamo, una ciudad preciosa que no hay que pasar por alto. Como colofón, y aunque solo fue durante un paseo, nos dio tiempo a mojarnos los pies en la playa de Castelldefels. Un viaje y unas experiencias que he plasmado en este relato y que espero sirvan a otros a descubrir estos rincones.
Os dejo un mapa con los lugares que visitamos en Varsovia aquella mañana.
Si queréis ver el mapa en otra pestaña haced clic aquí.
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