Por fin llegó el día, comenzaba nuestro viaje a Islandia, un país que deseábamos conocer desde hacía años.
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Viaje de Madrid a Islandia
Como ya os hemos contado en Guía de viaje: Islandia en 10 días, para llegar hasta Reikiavik teníamos que hacer escala de unas horas en Londres. El problema era que nuestro vuelo desde Madrid salía muuuy temprano, tanto que no existía la posibilidad de salir ese mismo día desde Valladolid. Como teníamos que hacer noche en Madrid, decidimos que la mejor opción era escoger un hotel en Barajas con shuttle bus al aeropuerto. Llegamos sobre las nueve de la noche y nos teníamos que levantar a las cinco de la mañana. Íbamos a descansar poquito, pero seguro que el esfuerzo merecería la pena… mañana dormiríamos en Islandia!!
Unas poquitas horas después nos levantamos, desayunamos un cafecito y unas galletas por cortesía del hotel y nos montamos en el shuttle bus camino de la T2. 15 minutos más tarde llegamos a la terminal. Rápidamente nos dirigimos al stand de Ryanair para facturar las dos maletas que llevábamos. Íbamos cargaditos de equipaje ya que llevábamos comida para ocho días y, pese a que fuese agosto, bastante ropa de abrigo.
Sobre las 9 de la mañana llegamos a Londres. La escala era de 5 horas, con lo que íbamos holgados de tiempo, aunque había que recoger las maletas y volverlas a facturar. Cuando dejamos el equipaje en el stand de Iceland Express nos dispusimos a pasar por el control de seguridad del aeropuerto y, ahí fue donde nos sucedió una de las anécdotas de este día. Alberto pasó primero el control y cuando fui a pasar yo, vi como mi maleta se desviaba y un agente, muy amablemente, me señalaba e indicaba que le siguiese. Nos fuimos a una mesita y allí me explicó que iba a revisar mi maleta. Yo se la abrí y comenzó a revisarla. Sacó buena parte de mi ropa y, cuando ya iba a volver a meterla, me miró raro, cogió un botecito y me dijo: “What’s this?”. Al principio me costó identificarlo, pero luego me di cuenta de lo que era. Como una de nuestras comidas iban a ser unos macarrones, cogimos un poco de orégano y, como no íbamos a llevar el tarro de las especias entero, vaciamos un botecito de gel de hotel, lo limpiamos bien y lo metimos ahí. El caso es que el bote era medio transparente y claro, resultaba muy extraño un botecito pequeño con unas hierbas dentro. Cuando me di cuenta de que el hombre pensaba que yo llevaba ahí algo «más ilegal» que una simple especia, me lancé a explicarle que eso era orégano pero, ¿cómo se pronuncia orégano «in English»??? Hice un par de intentos fallidos y al ver que no me comprendía le dije: “For pizza” mientras hacía el gesto con las manos de esparcir orégano. El señor, al final, se echó unas risas y comenzó a meter mi ropa en la maleta mientras me daba el visto bueno. En serio, ahora que lo pienso… a quien se le ocurre llevar orégano así.
Tras esta historia, nos subimos en el avión con muchos nervios, teníamos muchas ganas de llegar!!
El viaje duró unas tres horas y, tras volar sobre la curiosa isla Surtsey con forma de bocadillo de comic, aterrizamos en el aeropuerto de Keflavík. Este aeropuerto, pese a ser muy pequeñito, es el principal de Islandia y, aunque existe aeropuerto en Reikiavik, éste es el que recibe el mayor tráfico aéreo de la isla.
Cómo ir del aeropuerto de Keflavík a Reikiavik
Cuando aterrizamos, recogimos las maletas, sacamos unas coronas islandesas y salimos a buscar el autobús que comunica el aeropuerto con Reikiavik, situado a unos 40 Km. Los horarios son muy flexibles, programan un bus unos 30-40 minutos después de cada vuelo, e incluso tienen en cuenta los retrasos. El viaje dura aproximadamente 45 minutos y termina en la estación de autobuses de Reikiavik, una estación muy pequeñita situada junto al lago Tjörnin. La empresa también tiene la posibilidad de llevaros a vuestro hotel o guesthouse de Reikiavik.
Nosotros nos alojábamos en la residencia universitaria situada a unos minutos andando de la estación de autobuses, así que cogimos las maletas y nos fuimos dando un paseo hasta allí.
Esta residencia universitaria, durante los meses de verano, funciona como hotel muy económico, alojando a los huéspedes en las habitaciones disponibles de los estudiantes que vuelven a sus casas durante las vacaciones estivales.
Cuando terminamos de establecernos en la habitación, salimos a conocer la ciudad.
Qué visitar en Reikiavik
Lago Tjörnin
Reikiavik es la capital islandesa y el principal núcleo de población del país, con una demografía de 120.000 habitantes. Primero visitamos el lago Tjörnin, un lugar precioso situado en el centro de la ciudad desde el que se puede ver la iglesia Libre de Reikiavik y más de 40 especies de aves diferentes. Nosotros solo pudimos contemplarlo durante unos minutillos ya que hacía muchísimo viento y nos estábamos quedando congelados.
Iglesia Hallgrímskirkja
A unos minutos andando, se encuentra la peculiar y enorme iglesia Hallgrímskirkja. Por su gran tamaño mucha gente cree que se trata de la catedral de la ciudad, pero no es así, es una iglesia. Su moderna estampa destaca sobre el resto de la ciudad, no solo por su peculiar arquitectura, sino porque se trata del edificio más alto del país y se alza notablemente sobre el resto de edificios de toda la ciudad, de hecho, se puede ver hasta a 20 Km a la redonda. Tardó en construirse 34 años (1940-1974) y su aspecto representa las columnas de basalto tan características del país. En el interior destaca su gran órgano, aunque su mayor atractivo es la torre de 75 metros de altura, desde donde se puede disfrutar de unas increíbles vistas de toda la ciudad.
La religión principal en Islandia es la luterana, aunque convive con otras religiones en el país. Esta iglesia es la iglesia luterana más representativa del país. En el centro de la plaza, delante de la entrada de la iglesia, se encuentra la estatua del vikingo islandés Leif Eriksson, hijo de Erik el Rojo, del que se dice que fue el primer europeo que llegó a América, más específicamente, a Groenlandia. La estatua fue un regalo de EEUU al pueblo islandés en 1930, como monumento conmemorativo del milenio de la creación del Alþingi, el parlamento europeo más antiguo.
Cuando nosotros llegamos a la iglesia ya era muy tarde, por lo que no pudimos verla por dentro ni subir a la torre. Encima, a esas alturas, el frío islandés estaba pudiendo con nosotros, con lo que decidimos adentrarnos en la ciudad para pasear por sus calles y, ya de paso, protegernos un poco del viento. Pero no había manera, finalmente tuvimos que entrar a una tienda a comprarnos un gorro y unos guantes para poder continuar la visita. Los precios fueron bastante caros, pero eso sí, está claro que allí las prendas de abrigo están a otro nivel a la hora de proteger del frío. Aún seguimos usándolos durante los inviernos más duros en Valladolid y son fabulosas.
Escultura Sólfar, la escultura de un barco vikingo
Tras la compra, bajamos a la bahía para ver uno de los símbolos más conocidos de Islandia, la escultura Sólfar. Al llegar al rompeolas nos encontramos con una vista preciosa de las montañas de la isla de Videy semicubiertas por una densa bruma. Era muy curioso ver el cielo azul sobre las espesas nubes que parecían bailar sobre la tierra.
La escultura Sólfar (Viajero del Sol) es una estructura de aluminio obra del arquitecto Jón Gunnar Arnason. La escultura es una oda al sol y la esperanza, representando un barco dirigiéndose hacia el sol, aunque a todos nos recuerda el armazón de un barco vikingo. Su orientación frente al mar y las montañas de fondo junto con el brillo del acero del barco iluminándose por los rayos del sol muestran una preciosa estampa digna de admirar. Bueno, siempre que el viento os lo permita. En nuestro caso, con el viento gélido que soplaba, no pudimos disfrutar demasiado del lugar, ya que además estaba empezando a anochecer y la temperatura bajaba muy rápidamente.
Harpa, Alþingi (parlamento islandés) y el lago Tjörnin
Pasamos delante del centro de conciertos y conferencias Harpa y la oficina del primer ministro islandés (Stjórnarráðið), hasta llegar al Alþingi, el parlamento islandés. Volvimos a asomarnos al lago Tjörnin para ver cómo lucía de noche y continuamos paseando hasta llegar a la catedral católica Landakot o de Cristo Rey. Se trata de un edificio neogótico, que aunque parezca más antiguo, data de 1920. Tras esto, decidimos que iba siendo hora de cenar y entrar en calor. Buscamos un restaurante, pero como era tarde al final sólo pudimos entrar en una pizzería, donde pudimos confirmar la amabilidad y cortesía de los islandeses de mano del camarero del local, un chico muy simpático, amable y siempre dispuesto a ayudarnos.
Catedral católica Landakot
Después de cenar nos fuimos rápidamente hasta el hotel para intentar no congelarnos por el camino. Nos metimos en la cama con nervios, ya que al día siguiente comenzaría nuestra aventura en coche por la isla.
Como nota, tenemos que decir que pese a que se nos hizo de noche y tuvimos que caminar por zonas apenas iluminadas y solitarias, la sensación de seguridad en este país es del 100%. De hecho, Islandia es uno de los países con menor índice de criminalidad del mundo.
Mapa detallado de Reikiavik
A continuación os dejamos un mapa con los puntos de interés de Reikiavik que visitamos durante nuestro primer día en Islandia, además de otros que también puedes visitar (marcados en amarillo).
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Hola. Queremos ir a Islandia y seguir vuestra misma ruta. Nuestro vuelo llega sobre las 2 de la mañana. el día siguiente lo dedicamos entero a la capital o nos aconsejáis que nos pongamos en ruta?
Hola Luis!
Lo malo de llegar a esa hora es que probablemente estéis cansados al día siguiente. Si no tenéis demasiados días para la ruta por todo el país, sacrificaría visitar Reikiavik. Pero si tenéis tiempo o preferís comenzar la ruta más descansados podéis visitar la ciudad y combinarlo con una excursión a la Blue Lagoon, por ejemplo.
Un saludo.