Comenzaba un nuevo día en Marrakech y queríamos seguir descubriendo la ciudad, pasear por sus laberínticas calles y encandilarnos con sus colores, aromas y sabores. La magia de nuestro alojamiento, el riad Dar Nakous, solo hacía aumentar esta sensación. Daba gusto levantarse en un lugar así.
Hacía algo más de fresco que la mañana anterior, así que decidimos tomar el desayuno en el salón interior del riad en vez de en la terraza. Al igual que la mañana anterior, estaba todo riquísimo, sabores naturales y caseros acompañados de un delicioso té bereber. Nos encanta el té y el de este lugar es de los mejores que hemos probado nunca.
Antes de irnos, le pedimos al encargado del riad que si podía ir a comprarnos un par de billetes de bus para Essaouira (2*110 MAD, solo ida) para cuando volviésemos de hacer la Ruta de las Mil Kasbahs. Nos dijo que por supuesto, que cualquier cosa que pudiese hacer por nosotros, lo haría, que nosotros nos teníamos que preocupar solo de disfrutar de la ciudad. Pero qué majo. Hizo el trámite sin cobrarnos ningún cargo y nos ahorró bastante tiempo.
Qué ver en Marrakech el primer día
Mezquita de la Koutoubia, el edificio más alto de Marrakech
Salimos del riad y nos fuimos a seguir conociendo la ciudad. El primer destino de la lista era la Mezquita de la Koutoubia, pero antes pasamos por la omnipresente plaza Jemaa el-Fna. Esa plaza siempre tiene vida, siempre tiene algo que ofrecerte, parece que nunca descansa. Desde allí no hay pérdida, basta con que mires alrededor para distinguir a lo lejos el minarete de la mezquita, que con sus 66 metros de alto es el edificio más alto de la ciudad. Para llegar allí, caminamos por la Rue Ibn Khaldoun, una calle llena de carruajes de caballos donde los cocheros no paraban de ofrecernos sus servicios. Pero sinceramente, no era algo que nos apeteciese hacer en Marrakech, preferíamos caminar por sus calles.
La Mezquita de la Koutoubia es la mezquita más importante de Marrakech. Data del siglo XII y su famoso minarete dicen que sirvió de inspiración para construir la Giralda de Sevilla. Por desgracia, para todos aquellos que no somos musulmanes, no se nos permite la entrada al templo.
Pese a que no se puede entrar merece la pena ir hasta allí y ver de cerca la Mezquita. Además, en los alrededores se encuentran los jardines de la Mezquita de la Koutoubia, un lugar tranquilo para pasear y hacer algunas fotos.
Callejeando por el zoco de Marrakech
Tras dar alguna vuelta por la zona de la mezquita, deshicimos nuestros pasos y nos fuimos al zoco de Marrakech, el gran bazar de la ciudad. Para los amantes de las compras y el regateo este lugar es un auténtico paraíso. Puedes encontrar un montonazo de cosas a muy buen precio, solo hay que armarse de paciencia y regatear sin prisas.
Las calles que conforman este gran zoco se encuentran en la parte norte de la plaza Jemaa el-Fna. Nos resultó curioso ver como las tiendas se agrupan por gremios. Por ejemplo, en una calle nos encontrábamos solo productos de cuero y al torcer la esquina solo había puestos de lámparas, de comida o de ropa. Pese a que no somos muy de shopping y tampoco tenemos mucha paciencia para el regateo, nos gustó mucho el paseo que dimos por allí. Bueno, rectifico, a Lena no le gusta el regateo. Sin embargo, yo cada vez le voy cogiendo más el gustillo, la verdad.
Madrasa Ali Ben Youssef, uno de los tesoros de Marrakech
Pese a la insistencia de los mercaderes conseguimos salir del zoco sin comprar nada. Toda una hazaña, sin duda. Desde allí nos fuimos a visitar la Madrasa Ali Ben Youssef o simplemente Madrasa de Ben Youssef. Un lugar que, pese a no ser de los que más ganas teníamos de ver en la ciudad, fue de lo que más nos gustó. La entrada cuesta 20 MAD (unos 1,86 €) por persona y el horario de visita es de 8:00 a 17:00.
Al buscar información sobre Marrakech, vi este lugar, pero ¿qué es una madrasa? Es el nombre que se le da a las escuelas en la cultura árabe. ¡Bendita Wikipedia que siempre nos saca de un apuro! En este caso, la Madrasa de Ben Youssef es la más importante de Marrakech. Construida en el siglo XIV fue utilizada para alojar a más de 800 estudiantes en sus celdas o habitaciones.
El lugar impresiona nada más entrar. Tan pronto entramos en el patio interior nos dimos cuenta de la belleza de aquel sitio. De hecho, nos pasamos un buen rato allí sentados admirando los detalles de las paredes, los arcos, la madera labrada, los estucos… Un lugar para relajarse y disfrutar.
Tras estar un buen rato observando el patio interior subimos las escaleras laterales y empezamos recorrer los pasillos de la escuela. Éstos comunican las diferentes celdas donde dormían los estudiantes, así como otras estancias de la escuela. El lugar es increíble. Por cierto, hay una muy buena vista del patio interior si te asomas por alguna de las ventanas que hay en las celdas del piso superior.
Antes de irnos de la madraza fuimos al servicio (5 MAD, algo menos de 0,50 €). Bueno, pues si el lugar es espectacular, los servicios no se quedaban atrás. La decoración seguía la misma línea que el resto del edificio, de hecho, me atrevería a decir que esos servicios eran originales salvo «algunas ligeras mejoras modernas». Lástima que no hiciese ninguna foto para que lo puedas ver.
Lune D’or, un restaurante bueno y barato en el centro de Marrakech
Nos moríamos de hambre, así que al salir de la madraza nos fuimos a buscar algún lugar dónde comer cerca de la plaza Jemaa el-Fnaa. Paseando por una de sus bocacalles, Passage Prince Moulay Rachid, vimos una terraza llena de gente. Era la del restaurante Lune D’or, un lugar sencillo, con variedad de comida y a buen precio, así que nos sentamos y probamos a ver qué tal. Puedes ver la localización exacta del restaurante aquí.
Después de darle vueltas a la carta nos pedimos un tajín de carne y ciruelas (50 MAD, unos 4,67 €), una pizza margarita (30 MAD, 2,80 € al cambio), una tortilla con queso para compartir (25 MAD, unos 2,33 €) y dos tés para beber (10 MAD cada uno, 0,93 € al cambio).
El tajín de carne y ciruelas estaba delicioso, con la carne bien jugosa y las ciruelas dándole ese toque dulce tan rico. Para mí fue el mejor tajín que comimos en todo Marruecos. La pizza margarita estaba bien, al igual que la tortilla con queso, pero nada que ver con el plato de carne.
Al final de la comida estuvimos hablando con una pareja que se sentó al lado nuestro en la terraza. La chica era española, pero el chico era de origen marroquí que vivía en España desde hacía muchos años. Nos aconsejaron que tomásemos un batido de aguacate (13 MAD, unos 1,20 €) y así lo hicimos. Estaba riquísimo, de hecho, no fue la última vez en el viaje que nos pedimos ese mismo batido. Les estuvimos hablando sobre la ruta que teníamos pensado hacer y nos dio algún consejo para hacer la Ruta de las Mil Kasbahs y que todo nos fuese bien. Básicamente, se podía resumir en que tuviésemos cuidado con la policía porque tienen fama de ser algo corruptos y te intentan sacar dinero con multas por exceso de velocidad, etc. También nos dijo que pese a que viésemos a gente haciendo autostop por el camino, no debíamos recogerles. No tenía porqué pasarnos nada, pero podía darse el caso de que nos atracasen y se llevasen todo.
La verdad es que la conversación con la pareja nos había dejado algo intranquilos por las precauciones que teníamos que tomar los próximos días. Pero al final, la realidad que nosotros percibimos fue bastante distinta y mucho menos peligrosa de cómo la pintaba él.
Una pastelería de referencia en Marrakech
Tras el festín nos fuimos a dar una vuelta para bajar la comida. Íbamos caminando por la calle en la que habíamos comido en dirección contraria a la plaza Jemaa el-Fna. Lo que se suponía era un paseo sin más, tenía un destino bien claro, la pastelería «Patisserie des Princes Glacier – Salon de thé«. Había leído buenas referencias de este lugar, así que hicimos una parada para comprarnos un par de pasteles, uno de 6 MAD (unos 0,56 €) y el otro de 16 MAD (1,50 €). Estábamos llenísimos y comérnoslos en ese momento hubiese sido pura gula. Así que nos los guardamos para más tarde, para cuando volviese a surgir el gusanillo.
Seguimos caminando por las calles de la ciudad en dirección a nuestro riad, para descansar un poco. Fuimos por calles distintas por las que aún no habíamos pisado, saliéndonos de las más transitadas y turísticas, para ver cómo era la vida de la gente. Es lo bueno de usar el app maps.me del que ya os he hablado, que aunque vayas por lugares desconocidos no te pierdes.
Al rato de llegar a la habitación y tras haber descansado un poco, no pudimos resistirnos y nos comimos los pasteles que habíamos comprado en la Patisserie des Princes Glacier. La verdad es que aguantamos demasiado sin abrir la cajita de los pasteles. ¡Nos puede el dulce!
Café de France, té con vistas a la plaza Jemaa el-Fnaa
Ya estaba anocheciendo y volvimos a salir a la calle, pese a que nos podía la modorra. Queríamos despedirnos de la ciudad como es debido antes de comenzar la ruta hacia el desierto. Así que nos dirigimos a la plaza Jemaa el-Fnaa para tomarnos un té a la menta desde la terraza de uno de sus cafés. Hay varias buenas opciones en la plaza para hacer esto, pero en nuestro caso elegimos el café de France, ya que desde aquí se ven los puestos de comida nocturnos y de fondo la mezquita de la Koutoubia.
No es un lugar barato, ni mucho menos. Un té a la menta vale 15 MAD (unos 1,40 €) y tampoco es nada del otro mundo. Lo que realmente pagas son las vistas que se tienen desde la terraza. Pese a todo, para nosotros mereció la pena. Con un telón de fondo envidiable, estuvimos charlando tranquilamente entre sorbo y sorbo de té, observando la vida de una plaza que parece que nunca descansa.
De vuelta al riad nos acercamos a un cajero automático que había en la plaza Jemaa el-Fna para sacar algo de dinero en efectivo antes de iniciar la ruta en coche al día siguiente. Cerca había un puesto de palomitas y no nos pudimos resistir a comprar un par de bolsas (3 MAD cada una, unos 0,28 €) antes de irnos a dormir.
Hoy terminaba nuestra etapa en Marrakech, una ciudad que nos había gustado más de lo que esperábamos, pese a que nos dejamos unas cuantas cosas sin ver como los Jardín Majorelle, el Museo de Marrakech, los Jardines de la Menara o dar un paseo en camello por el Palmeral (los tienes marcados en el mapa de más abajo). Sin embargo, al día siguiente empezaba lo bueno, empezaba la aventura de la Ruta de las Mil Kasbahs.
Mapa detallado del segundo día en Marrakech
Te dejo un mapa con los puntos de interés de Marrakech que te he ido comentando a lo largo del post, además de otros que puedes visitar si tienes más tiempo (marcados en amarillo).
Si quieres ver el mapa en otra pestaña haz clic aquí.
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Chicos, vuestros consejos sobre Marrakech fueron mi guía durante el viaje y la verdad que mejor imposible, muchas gracias.
Hola Miguel!
Genial! Nos alegra un montón que te sirviese. Gracias por escribirnos.
Un saludo.
Hola!
buscando información sobre Marrakech (donde con mi esposa estaremos los primeros cuatro dias de febrero, dentro de unas vacaciones al sur de España) hallé vuestro blog.
Realmente me ha orientado mucho acerca de cómo organizar los tiempos para las visitas que queremos hacer.
Un saludo desde Argentina, y cualquier información que desees de mi país, con mucho gusto intentaré ayudarlos.
Pablo
Hola Pablo!
Gracias por escribir! Disfruta de nuestro país y de Marruecos. Si tienes cualquier pregunta de estos países y te podamos ayudar, ya sabes dónde estamos.
Argentina, es un destino que tenemos pendiente desde hace tiempo y tenemos muchas ganas de visitarlo.
Un saludo.
Hola, buenas.
En dos semanss iremos una semanita a Marrakech y quería saber, ¿a partir de qué hora dirías que es seguro andar por la medina por la mañana?
Muchas grscias
Hola Ángel!
Marrakech es una ciudad muy segura. Pese a la sensación de inseguridad que te puedan dar los estrechos callejones de la Medina a ciertas horas de la noche, es una ciudad que no tiene peligro. Tienes que seguir las típicas precauciones de sentido común en cuanto a hurtos, que seguirías en una ciudad europea, por ejemplo.
En cuanto a partir de qué hora es seguro andar por la ciudad, desde primerísima hora. Desde bien temprano verás a la gente yendo a sus tiendas, paseando por la ciudad…
No te preocupes por la inseguridad de la ciudad, es una ciudad segura. Solo debes tener las precauciones típicas que tendrías en cualquier lugar.
Un saludo.