Bali tiene muchísimos lugares que merecen la pena. Por eso, es buena idea organizar los lugares para visitar cada día una zona distinta de la isla. Hoy en el blog os vamos a hablar de nuestros imprescindibles en una ruta por el oeste de Bali, con atardecer épico incluido.
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Nos levantábamos un día más en el paraíso. No necesitábamos despertador, el dulce trinar de los pájaros y el sol que entraba por la ventana de la habitación de nuestro querido Bunga Permai, nos invitaba a saltar de la cama y disfrutar un día más de Bali.
Para comenzar el día, lo hacíamos de la mejor forma posible, con un desayuno a la altura del lugar. ¿No te acostumbrarías a tomar todos los días un desayuno así? Yo, desde luego que sí.
Ruta en coche por el oeste de Bali
Bajamos a la recepción del hotel, donde este esperándonos nuestro conductor. Hoy sería el último día que contaríamos con sus servicios y queríamos aprovecharlo a tope. Teníamos pensado hacer una ruta por el oeste de Bali, yendo de norte a sur. Bueno, más bien sería una ruta por el oeste de Ubud, porque del oeste de la isla solo pisamos Gilimanuk cuando llegamos en ferry desde la isla de Java. Teniendo en cuenta la experiencia de ayer, mientras desayunábamos, hicimos algunos descartes sobre nuestra ruta inicial. Estaba claro que lo que había pensado antes del viaje era poco realizable en la práctica. Si pretendíamos disfrutar de la ruta y no ir a la carrera, había que eliminar ciertas paradas. Después de comentar el plan que teníamos con nuestro conductor, definimos la ruta que haríamos durante el día y nos pusimos en marcha.
Pura Taman Ayun
Nuestra primera parada, Pura Taman Ayun, se sitúa al oeste de Ubud. El nombre es ya toda una declaración de intenciones, ya que se podría traducir por el «Templo del jardín hermoso». Este templo, que tiene a sus espaldas casi 400 años de antigüedad, tiene la peculiaridad de estar cercado por un foso. No se permite entrar al interior a los turistas, pero aun así, se puede ver mientras caminas detrás del muro que lo rodea. Pese a no poder acceder dentro, os aseguramos que este templo merece bastante la pena.
Pagamos la entrada, 15.000 IDR (1 € al cambio) y entramos el recinto. Tras pasar por una entra lateral, ya que la principal estaba cerrada, la visita se desarrolla por un camino que discurre por el exterior del muro que rodea el recinto del templo. En el interior se colocan en merus (pagodas) de diferentes alturas. Si te fijas en las fotos, el número de pisos de estos merus es siempre impar: 11, 9, 7, 5, 3 y 1. Esta característica se repite en todos los merus balineses.
Después de la visita y tras haber hecho unas cuantas fotos, dimos un paseo por los alrededores antes de montarnos otra vez en el coche. Hoy queríamos que fuese un día tranquilo, habíamos reducido el número de visitas para poder disfrutar cada momento. No queríamos ir a la carrera de un lado a otro, hacer la foto de rigor y salir pitando hacia el próximo destino. Muchas veces menos es más.
Pura Ulun Danu Bratan, el templo en medio del lago de Bali
La siguiente visita del día estaba en el norte de la isla, a una hora en coche de allí, el Pura Ulun Danu Bratan. Este lugar es uno de los iconos de Bali, una de esas postales paradisíacas con las que te cruzas cuando buscas Bali en Google. Se podría decir que este lugar es uno de los «imprescindibles» cuando visitas Bali.
A la entrada nos piden 60.000 IDR (unos 4 € al cambio) por los dos, pero al no poder dárselo justo nos lo dejan en 50.000 IDR (unos 3,3, € al cambio). Mira tú que bien, 10.000 rupias que nos ahorramos.
Nada más entrar paseamos por unos jardines bien cuidados, en los que había alguna escultura. Un lugar agradable que sirve como aperitivo a la famosa estampa que nos encontraríamos al llegar al lago.
Si por algo merece la pena ir hasta Pura Ulun Danu Bratan es por ver los merus que se encuentran rodeados por el lago Bratan. Sin duda alguna, ver estas pagados reflejadas en el agua es algo que impresiona. Aunque fue una lástima que el nivel del agua del lago fuese algo más bajo de lo normal y no luciese tanto como en las fotos. Aun así es un lugar que merece mucho la pena.
El hecho de que estos merus estén en el agua no es casualidad, ya que el templo está dedicado a Dewi Danu, el dios de las aguas. Por eso, este lugar es un punto importante de peregrinaciones y ceremonias en el que se pide agua para los granjeros de Bali. La isla está llena de campos de arroz, así que tener contento a este dios es algo realmente importante.
Casualidades de la vida (aunque creo que era un reclamo turístico programado) vimos una procesión de un conjunto de personas tocando instrumentos y portando símbolos hinduistas mientras desfilaban.
Arrozales de Pacung
Después de pasear un buen rato por el templo y de estar sentados tranquilamente disfrutando del lugar, nos damos cuenta de que había pasado ya una hora y media. Así que decidimos que ya era el momento de ir al coche y dirigirnos al siguiente punto de la ruta, los arrozales de Pacung. Esta zona de terrazas de arroz es la segunda más visitada de Bali, por detrás de los arrozales de Tegalalang que visitamos el día anterior.
Pese a que en un principio habíamos incluido en la ruta los arrozales de Jatiluwih y Pura Luhur Batukau, hablando con el conductor decidimos descartar esas visitas. Íbamos a estar justos de tiempo y de esa forma podríamos disfrutar tranquilamente de cada sitio que visitásemos y llegaríamos a tiempo para ver uno de los atardeceres más bonitos que hayamos visto nunca.
Era ya la hora de comer, así que aprovechamos para hacerlo con las vistas inmejorables de un arrozal balinés. Se lo comentamos al conductor y nos dijo que nos podía llevar a un restaurante donde se comía bien y que tenía unas vistas geniales a los arrozales de Pacung. En teoría sonaba a planazo, a ver qué tal en la práctica.
Justo al entrar en el restaurante nos llevamos la primera sorpresa desagradable, es un buffet libre y vale 150.000 IDR por persona (unos 10 € cada uno). Es decir, lo más seguro es que sea una comida no muy buena y el precio es más o menos el doble de lo que veníamos pagando estos días. Pero bueno, teniendo en cuenta que no es un dineral (es lo bueno de viajar al sudeste asiático) y que las vistas serán buenas, aceptamos y entramos.
Nos sentamos en una mesa pegada al balcón desde la que tenemos unas vistas geniales de los arrozales, al menos eso estaba bien. Pero cuando empezamos a servirnos la comida corroboramos lo que veníamos pensando. La comida no es nada buena, posiblemente la peor que probásemos en todo el viaje. Encima no tenían nuestro querido zumo de naranja y papaya (creo que no estábamos volviendo unos adictos de este zumo), por lo que tuvimos que elegir otro, uno de sandía. Pese a que no estuviese muy bueno, comimos algo de lo poco decente que había e intentamos disfrutar del momento y de las vistas.
Los arrozales Pacung son bastante más grandes que los de Tegalalang, pero en nuestra opinión los de Tegalalang son mucho más bonitos que estos. Si volviésemos a ir, nos acercaríamos a hacer algunas fotos de los arrozales de Pacung, pero no entraríamos a comer en ese restaurante, buscaríamos un sitio mejor y menos turístico.
Al salir de allí, viendo la hora que era y que no queríamos andar con prisas para ver atardecer, descartamos visitar el bosque de monos de Alas Kedaton. Como ya habíamos vivido la experiencia del Monkey Forest de Ubud, preferimos dedicar más tiempo a nuestro siguiente destino.
Pura Batu Bolong
Uno de los platos fuertes del día vendría ahora, ver atardecer en Tanah Lot. Un lugar mágico en el sur de la isla de Bali. Pero también uno de los lugares más visitados y más masificados de la isla, aun así estábamos convencidos de que merecería la pena.
Al llegar al parking tuvimos que pagar la entrada que era 30.000 IDR por persona (unos 2 € al cambio) y 5.000 IDR más por ir en coche (unos 0,33 €). Creo que si vas en moto y aparcas fuera de ese recinto no tienes que pagar nada, pero no te lo puedo asegurar.
Antes de ir a Tanah Lot nos acercamos a un templo que se encuentra no muy lejos de allí, Pura Batu Bolong. Está ubicado junto al acantilado, en un arco rocoso sobre el mar, esta peculiaridad hace de él un lugar increíble, sobre todo al atardecer. El interior es bastante modesto, por lo que lo mejor es alejarse un poco y ver su perfil con el mar de fondo. Un auténtico regalo para los ojos.
Tanah Lot, uno de los atardeceres más famosos de Bali
Desde allí nos fuimos a Tanah Lot, otro de los grandes iconos de Bali. Este templo hinduista de siglo XVI está construido sobre un pequeño islote cercano a la costa, al que se puede acceder cuando la marea está baja, pero que queda aislado cuando la marea alta. Está dedicado a los espíritus guardianes del mar, de hecho, se cree que unas serpientes marinas acechan bajo la superficie del agua.
El templo no lo pueden visitar los turistas, pero si vas al atardecer puedes recibir la bendición de los sacerdotes. En nuestro caso nos quedamos sin bendición, no queríamos esperar la cola que había. Nos merecía más la pena «no estar bendecidos» y disfrutar tranquilamente del lugar.
Paseamos un rato por la playa y buscamos un lugar algo alejado desde el que poder disfrutar en soledad de uno de los atardeceres más bonitos que hayamos visto nunca. Simplemente increíble. Sin duda, uno de los mejores momentos del viaje. No se me ocurre mejor manera para despedir la ruta de ese día que disfrutar de un momento así con la persona que quieres. Así que ya sabéis parejitas, tenéis que ir a este lugar al atardecer.
Cuando el sol desapareció por completo nos fuimos al parking y nos montamos en el coche rumbo al hotel. Estábamos cansados y con algo de sueño, pero queríamos aprender más sobre esta isla, sus gentes, sus tradiciones… así que nos pusimos a hablar con nuestro conductor de unos temas de lo más variopintos. Contratar los servicios de un coche con conductor tiene estas ventajas, no solo vas cómodamente y a tiro hecho a los sitios, sino que por el camino vas aprendiendo aspectos de la cultura de la gente, de lo que hacen en el día a día. Y eso es algo que lo aprendes hablando con alguien de allí y no con una guía, aunque sea la Lonely Planet.
Cena en el hotel Bunga Permai de Ubud
A la llegada al hotel le pagamos lo acordado (40 € el día) y le dimos una propina por su amabilidad durante estos tres días. Sí que es cierto que nos hubiese gustado haber podido hablar con él español, tal y como nos había dicho por mail, y que nos hubiese avisado de ciertas cosas (como el incidente que tuvimos en Pura Ulun Danu Batur), pero aunque fuese en inglés, en nuestras conversaciones aprendimos mucho de Bali y de sus gentes.
Al igual que en las noches anteriores no quisimos complicarnos la vida y cenamos en el hotel. Total, aquí comíamos de lujo, tranquilamente y nada más terminar nos podíamos ir a nuestra habitación a descansar. En esta ocasión Lena se pidió un curry de carne y yo carne estofada, ambas platos riquísimos. Para beber, como no podía ser de otra forma, un zumo de naranja y papaya. Con esto poníamos el broche final a un gran día visitas, en el que habíamos visto uno de los atardeceres más bonitos de nuestra vida.
Antes de irnos a dormir, confirmamos en la recepción del hotel que la reserva de un moto con dos cascos que habíamos hecho para el día siguiente seguía en pie y que tendríamos la tendríamos a nuestra disposición durante dos días. ¡Mañana iba a comenzar nuestra aventura en moto por Bali!
Mapa detallado con los imprescindibles del oeste de Bali
Te dejo un mapa con los puntos de interés del oeste de Bali que vimos (en rojo), así como otros puntos de interés de la zona (en amarillo) que por falta de tiempo no vimos.
Si quieres ver el mapa en otra pestaña haz clic aquí.
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