Qué ver un día en Ubud, el centro cultural y espiritual de Bali

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Ubud es el centro cultural y espiritual de la isla de Bali, además de ser un gran opción desde la que visitar los distintos atractivos de la isla. Esta localidad tiene unos cuantos lugares que merecen bastante la pena. Por eso, en este artículo os contamos qué ver y hacer en Ubud en un día.

Nos despertábamos tranquilamente, sin el sonido estridente de ninguna alarma aporreando nuestras cabezas, ni madrugones a horas intempestivas como los días anteriores. Simplemente nos despertábamos porque habíamos dormido lo suficiente y habíamos recuperado las fuerzas perdidas. Hoy iba a ser un día relajado y tranquilo que aprovecharíamos para visitar Ubud, la localidad dónde nos estaríamos alojados durante los siguientes siete días.

Nada más levantarnos, fuimos directos al restaurante a tomar el desayuno. Después de la comida de supervivencia del día anterior, cualquier cosa sería mejor. Pero en este caso no solo lo superó, para nosotros fue el mejor desayuno de todo el viaje. Había varios menús de desayuno que se podían pedir y luego añadirle algún extra sin coste alguno (algo que averiguamos al día siguiente). En mi caso me pedí fruta troceada, huevos benedictinos, un par de tostadas con mermelada y mantequilla y un delicioso zumo de papaya y naranja. Lena pidió lo mismo pero cambiando los huevos benedictinos por un par de huevos a la plancha con bacon. Vamos, que nos pedimos un desayuno ligerito.

Primer desayuno en el hotel Bunga Permai

Tras el desayuno estuvimos dando un paseo por el hotel, conociendo alguna parte que no habíamos visto ayer y echándonos un rato en las tumbonas de la piscina. Hoy queríamos un día relajado, tranquilo. Total, todavía teníamos tiempo hasta las diez, que salía el transporte gratuito que ponía el hotel hacia el centro de la ciudad.

La piscina del Bunga Permai

Qué ver y hacer en Ubud

A la hora que nos habían dicho fuimos a la recepción del hotel y nos montamos en la furgoneta que, junto a otros huéspedes del hotel, nos llevó al centro de Ubud en menos de un cuarto de hora. Lo malo de este servicio de shuttle del hotel es que tiene solo un par de ellos de ida (uno por la mañana y otro por la tarde), pero no tiene ninguno desde Ubud al hotel. La mejor opción para volver, es coger un taxi por un precio económico, ya que andando tardaríamos bastante.

Lotus Cafe

Comenzamos a caminar por una de las calles principales de la ciudad, Jalan Raya Ubud, y al poco nos topamos con el Lotus Cafe, uno de los lugares más populares que aparece en toda lista de imprescindibles para ver en Ubud. Era muy pronto para tomarse algo, pero aun así entramos para ver el tesoro que guarda en su interior.

En si el café no tendría nada especial de ser porque la parte trasera da a un precioso estanque con flores de loto. Este estanque es la parte delantera del Pura Taman Sarawasti en el que se pueden ver tallas que honran a Dewi Sarawasti, la diosa de la sabiduría y de las artes. Es un lugar realmente bonito que te permite hacer una idea (en pequeño) de como serán los grandes templos que tiene la isla de Bali. Por cierto, «Pura» significa templo, así que esta palabra la veremos mucho en nuestros días en Bali.

Vistas desde el Lotus Cafe
Detalle del templo frente al Lotus CafeVista del estanque del Lotus Cafe desde el templo

Palacio de Ubud

Salimos de allí y seguimos caminando por Jalan Raya Ubud («Jalan» en indonesio significa calle o carretera). A pocos metros nos encontramos con el Palacio de Ubud que comparte espacio con el Puri Saren Agung. Se oía mucho ruido y había un montón de gente, así que nos acercamos a ver que se cocía en el interior. Al entrar vimos que había una actuación. ¡Toma ya, menuda suerte! Sonaba música indonesia mientras una bailarina se movía con movimientos hipnotizantes sobre una tarima en el medio del recinto. Alrededor suyo estaban los músicos y un montón de mujeres vestidas con trajes realmente bonitos. Supongo que sería algún tipo de celebración y no uno de los espectáculos a los que puedes asistir previo pago de la entrada correspondiente.

Bailarina en el Palacio de Ubud
Mujeres vestidas de gala en el Palacio de UbudMúsicos en el Palacio de Ubud

Mercado de Ubud

Tras ver un rato el espectáculo salimos de allí para cruzar la calle y entrar en el Mercado de Ubud (Pasar Ubud). Es un mercado de dos pisos que abre todos los días y en el que puedes encontrar cualquier cosa: máscaras de madera, batiks, sarongs, vestidos y souvenirs de todo tipo. El precio de todo lo que hay allí es negociable, como todo en Indonesia. Así que lo mejor es sacar las mejores dotes de regateador a la palestra e intentar conseguir un buen precio por ese recuerdo que te quieres llevar a casa. Ten en cuenta que el precio que te dicen al principio está muy por encima de lo que puedes conseguir con un poco de paciencia.

Vista general del Mercado de Ubud
Máscaras en el Mercado de UbudSarongs en el mercado de Ubud

Tras dar un paseo por los pasillos del mercado y ver lo que había, nos decidimos por comprar un par de sarongs. En muchos templos tienes que entrar con esta prenda, pero pese a que te los suelen prestar a la entrada, preferimos comprar un par de ellos para usarlos los siguientes días y así tenerlos también como recuerdo. Aunque lo común es regatear por un conjunto de cosas para conseguir mejores precios, nosotros lo hicimos por separado. En este «mini-concurso» vimos que mis habilidades en el regateo son un pelín mejores que las de Lena. Mi sarong salió por 40.000 IDR (unos 2,65 €) y el de Lena por 50.000 (unos 3,31 €). Eso haría que el resto de días que quisiésemos comprar algo me tocase hacer el rol de negociador duro y tacaño. La verdad es que le acabé cogiendo el gusto a esto de regatear.

Monkey Forest

Después de terminar las compras en el mercado, comenzamos a bajar por Jalan Monkey Forest, otra de las calles principales de Ubud y una de las más concurridas por los turistas. En las aceras todo son cafeterías, tiendas de recuerdos, hoteles cuyas entradas parecen las de un templo… Da gusto pasear por la calles de esta ciudad, cada poco ves algo que te sorprende o esculturas de piedra que guardan una puerta totalmente tallada. Puede que la mayoría sean hoteles o cualquier reclamo turístico, pero la verdad es que a los ojos de un occidental es todo tan diferente, tan bonito.

Una calle cualquiera en Ubud
Un lugar cualquiera en UbudUna estatua de Buda en las calles de Ubud

Al final de la calle llegamos al Monkey Forest. Este lugar sea probablemente uno de los lugares más populares para ver en una visita de un día a Ubud. Es una reserva natural en pleno centro de la ciudad en la que se encuentran varios templos hindúes, pero donde los verdaderos protagonistas son los monos que guardan el lugar. Cientos de macacos de cola larga viven en este bosque y campan a sus anchas por los senderos y árboles del recinto. La entrada cuesta 30.000 IDR (unos 2 €) y está abierto de 8:30 a 18:00.

Mapa del Monkey Forest

Nada más entrar ya te empiezas a encontrar a los primeros macacos. ¡Qué bien, vamos a ver otra vez monetes! Aunque ya habíamos dejado atrás nuestra experiencia con los monos de Borneo, hoy volveríamos a tener contacto con estos simpáticos animales. Además, hay que tener en cuenta que aquí están completamente libres, ésta es su casa.

Un monete pequeño mirándonos en el Monkey Forest
Un mono tumbado mientras le despiojan en el Monkey ForesMonos gritando en el Monkey Forest
Primer plano de un macaco del Monkey Forest

Pero el lugar no solo es interesante porque haya macacos correteando a tu lado, sino porque los senderos, templos y tallas que hay en el bosque son realmente bonitos y dan un ambiente místico al lugar. Como si estuvieses en un templo perdido en la jungla. Eso sí, no se puede entrar a estos templos sagrados, aunque como consuelo sí que los puedes ver desde fuera.

Los tres monos sabios en el Monkey Forest
Una escultura en el Monkey ForestUn templo en el Monkey Forest
Lena delante de un templo en el Monkey Forest

Al principio puede dar cierto respeto acercarte a los monos, pero hay que tener en cuenta que están muy acostumbrados a los turistas y no tienen el mismo comportamiento de un mono que te puedas encontrar en medio de la jungla. Aun así no dejan de ser animales salvajes y si les tocas las narices o se ven amenazados te pueden hacer mucho daño, tienen unos colmillos muy grandes. La regla básica que debes seguir es tú no puedes tocar a los monos, pero ellos a ti sí. Si haces esto, en principio, no deberías tener ningún problema.

Mi amigo el monete del Monkey Forest
Lena con su amigo el monete en el Monkey Forest

Con la regla de oro en mente y tras haber estado dando un paseo por cada rincón del parque, compramos 5 bananas para dárselas a los monos en un puesto que hay en el recinto por 20.000 IDR (1,32 € aproximadamente). Es un precio caro, pero mereció la pena por el buen rato que pasamos gracias a ello. Además, si las partes a la mitad, tienes el doble de bananas para dar.

Una mona en el Monkey ForestUn mono comiendo en el Monkey Forest

Si no quieres comprar bananas, pero quieres dar de comer a algún monete, existe una alternativa. En ciertas zonas del recinto hay guardas que te darán maíces para que se las des a los monos. Te dirán que extiendas la mano, entonces uno de los monos de la zona se subirá a tu brazo y se comerá tranquilamente los maíces que tienes en la palma. Fueron los guardas los que nos dijeron que no se puede tocar a los monos, ellos decidirán cuando se bajan de ti. Si les pareces un asiento muy cómodo y se quieren quedar sentados allí para siempre, el guarda les tentará con más maíces para que te dejen en paz, como nos pasó en más de una ocasión. Pero recuerda, no toques al mono.

Una madre con su cría en el Monkey Forest

Comer en un restaurante local en Ubud

Entre paseo y paseo, ver a los monos, darles de comer, ver las esculturas y los templos se nos pasó el tiempo volando y sin darnos cuenta habíamos pasado casi tres horas y pico allí metidos. Así que salimos en busca de un restaurante para comer. Da igual que no fuese una «hora normal» para comer, en Ubud los restaurantes siempre están abiertos. Tras comparar los precios en varios sitios, nos metimos en el restaurante Borneo 8 que está en Jalan Raya Ubud (puedes ver la ubicación exacta en el mapa al final del artículo). Lena se pidió unos sates (30.000 IDR, unos 2 €), yo un mie goreng con sates (38.000 IDR, unos 2,5 €), para compartir un koloke, que es pollo agridulce (40.000 IDR, unos 2,65 €), y para beber dos zumos de mango con naranja (30.000 IDR cada uno, unos 2 €). En total la cuenta salió por 168.000 IDR (unos 11 €). Un buen precio para una comida abundante, rica (aunque tampoco para tirar cohetes) y en un restaurante bien ubicado.

Koloke (pollo agridulce)Comiendo en el restaurante Borneo 8 en Ubud

Pasear por los campos de arroz de Ubud

Tras comer salimos a dar un paseo y cerca de allí, en la misma Jalan Raya Ubud, vimos un cartel que indicaba el camino hacia unos campos de arroz, así que no lo dudamos y fuimos para allá. Al principio, el camino discurría por unos callejones, cuando de repente nos topamos de bruces con unos extensos campos de arroz. Allí, pegado a la calles de la ciudad, estaba este regalo para la vista. Un paisaje precioso. Para nosotros este lugar es un lugar que sí o sí debéis ver en Ubud.

Un campesino en los arrozales de Ubud

Dimos un paseo por el camino principal y también por alguno de los estrechos caminos que discurren entre los bancales. Un lugar idílico. Pero en uno de esos momentos, mientras estaba grabando con la cámara un vídeo al estilo de la escena de la mano rozando el trigo de Gladiator, me desequilibré y me caía a un arrozal. Por suerte, solo metí un pie y no me caí de bruces. Eso sí, aquel barrizal era como una trampa que no me quería soltar. Tuve que hacer serios esfuerzos para sacar el pie y la chancla de allí, estando a punto de caerme de bruces en varios de los intentos. En fin, una anécdota más del viaje con la que nos descojonamos, sobre todo Lena.

Casa en los arrozales de UbudNosotros en los arrozales de Ubud

Atardecer en los arrozales de Ubud

Empezaba a caer el sol, así que decidimos irnos de allí antes de que nos quedásemos a oscuras. Lo malo de aquel momento, es que a esa hora es cuando salen los mosquitos de cacería y nosotros eran un blanco fácil (y nunca mejor dicho). En la ciudad no había tantos, pero en un arrozal la cosa cambia. Para colmo se nos había olvidado echarnos Relec, así que no tardaron en acribillarnos los pies y piernas. Menudo fallo, nos habíamos relajado con este tema desde que habíamos dejado atrás Borneo y hoy, como regalo, teníamos más de 10 picaduras cada uno. Salimos de allí con la lección aprendida y un recordatorio que nos duraría el resto del viaje.

Atardecer en los arrozales de Ubud

De vuelta en Jalan Raya Ubud fuimos caminando en dirección al Palacio y nos paramos en el Lotus Cafe. Era de noche y el templo estaba iluminado para una actuación. Estaba precioso. Hicimos unas fotos y seguimos nuestro camino, ya que habían cortado el acceso al interior.

El Lotus Cafe de Ubud por la noche

Ver una actuación de danza Kechak

Caminando por la calle nos paran ofreciéndonos entradas para una actuación de danza Kechak. Pese a las dudas que teníamos por la gran decepción que había sido la actuación que vimos el cuarto día en Yogyakarta, aceptamos la oferta y cogimos un par de entradas por 75.000 IDR cada uno (unos 5 e al cambio). Pese a que la danza también se basa en la historia del Ramayana, esta danza es muy distinta y mucho más atractiva para el turista. Además, era el mejor plan que podíamos hacer a estas horas del día. En Ubud, hay muchos lugares donde ofrecen este espectáculo por unos precios similares, en nuestro caso fuimos al Pura Dalem Taman Kaja.

Antes de entrar al recinto nos paramos en una tienda cercana y compramos un par de botellas de agua por 12.000 IDR (unos 0,8 € al cambio). Aunque fuimos con algo de tiempo de antelación, había muy pocos sitios libres. Finalmente, tuvimos suerte y nos pusieron un banco adicional en la primera fila. ¡Genial!

Decoración de la danza kechak

Llegó la hora y los bailarines salieron a escena, se sentaron en un círculo alrededor de una especie de candelabro enorme y empezó la actuación. Moviendo brazos y torso, hacían unos sonidos a un ritmo que pese a parecer un tanto caótico, tenía un orden perfecto. Solo te digo que todo el viaje de vuelta al hotel estuve tarareando este soniquete tan pegadizo. Mientras tanto, los bailarines que interpretaban a Rama y el resto de personajes de la trama del Ramayana representaban la historia. No tenía nada que ver con lo que vimos en Yogyakarta, este espectáculo nos encantó.

Uno de los personajes del Ramayana
Cantantes de la danza kechakUn intérprete del Ramayana en la danza kechak
Dos intérpretes del Ramayana en la danza kechak

Como colofón, uno de los que estaban sentados en el círculo alrededor del candelabro hizo un baile en el que pisaba y daba patadas a unas cascaras de coco en llamas. Espectacular. Aunque eso sí, al estar en primera fila, nos llegaron unas cuantas cenizas. No nos quemamos, pero sí que salimos con la camiseta y la cara manchadas de ceniza. Te lo comento por si vas y no quieres manchar, no te pongas en la primera fila.

Un bailarín golpeando cocos en llamas durante la danza kechakEl fuego de la danza kechak

Salimos de la actuación a las nueve de la noche y como no nos apetecía cenar mucho, nos pasamos por un supermercado y nos compramos unas patatas y otras marranadas del estilo para comérnoslas en la habitación del hotel. Unas Lays al punto de sal 12.000 IDR (unos 0,80 € al cambio), Lays sabor salmón teriyaki 6.500 IDR (unos 0,43 €), un paquete de Oreos 16.000 (1 € aprox.) y unos M&M 7.500 (unos 0,50 €), en total 42.000 IDR (unos 2,8 € al cambio). Una cena barata y de lo más insana que podíamos encontrar, pero que nos sabría a gloria en la habitación del hotel.

Nuestra cena sanísima

Para llegar al hotel nos tocó coger un taxi en el aparcamiento del Museo Puri Lukisan (indicado en el mapa más abajo). Y como no podía ser de otra manera tuvimos que negociar el precio del trayecto. En Indonesia siempre tienes que regatear el precio antes de montarte si no quieres llevarte una sorpresa desagradable. En nuestro caso, partiendo de 90.000 IDR conseguimos bajarlo a 50.000 IDR (unos 3,3 €). Esto es lo malo de alojarnos fuera del centro de Ubud, que siempre teníamos que coger un taxi para volver. Pero lo bueno era que por un precio bastante barato, teníamos un alojamiento increíble, por el que tendríamos que haber pagado una pasta si estuviese en el centro. Y total, solo teníamos que pagar un taxi que nos valía poco más de 3 €.

Llegamos al hotel, cenamos nuestra insana cena y nos fuimos pronto a descansar. Al día siguiente habíamos quedado con un conductor a las 9:00 en el hotel para empezar a conocer el resto de la isla de Bali. ¡Qué ganas de que conocer el resto de la isla!

Mapa detallado de Ubud

Te dejo un mapa con los puntos de interés de Ubud que puedes ver en un día.


Si quieres ver el mapa en otra pestaña haz clic aquí.

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6 COMENTARIOS

  1. Hola!
    Quería ponerme en contacto contigo para darte las gracias por compartir los detalles de tu viaje, muy útiles en la preparación del mío.
    Tenía bastantes dudas de cómo podía hacer para llegar a Ubud desde Gilimanuk pero como vamos a hacer lo mismo que tú vamos a seguir tu consejo de ir en taxi.
    Muchas gracias de nuevo!
    Y a seguir viajando!

  2. Muy buenas notas.
    Gracias
    Pronto vamos a Ubud.
    ¿conoces algún lugar mágico para ir con niños?
    No dejes de viajat nunca, Somos las vivencias que vivimos no lo que tenemos;)

    • Hola Annian!
      El lugar que más le puede gustar a un niño en Ubud probablemente sea el Monkey Forest, aunque también descubrir los arrozales cercanos les puede resultar bastante interesante.
      Nosotros no dejaremos de viajar jamas 😉
      Un abrazo fuerte!

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